El Concurso Vinos de Cubillo rinde homenaje a su impulsor
La alcaldesa de Aranda entregaba un reconocimiento póstumo a la familia de Julián Sardina en la entrega de los premios
La alcaldesa preside el homenaje a Julián Sardina en presencia de su familia / Valentín García Salinas
Aranda de Duero
Julián Sardina recibía este viernes un emotivo homenaje póstumo en la entrega de los premios de la novena edición del Concurso Vinos de Cubillo, del que fue su fundador. El Centro Cultural Caja de Burgos acogía este acto de clausura de un certamen que ha recibido más de un centenar de muestras, llegadas de las cuatro provincias que integran la Denominación de Origen Ribera del Duero, pero también de otras zonas de calidad, como Arlanza.
En la categoría de tinto barrica resultaba ganador Miguel Ángel Palma, de Madrid, que se imponía a hermanos Gayubo, de Sinovas, y Verónica Aragón, de Valladolid, segundo y tercero respectivamente. Dentro de los tintos jóvenes ha sido el primero Benito Elvira, de Inés, segundo de hermanos Gayubo y César del Val, de Olmedillo de Roa. Y en cuanto a la categoría de claros, triunfaba también Benito Elvira, con Verónica Aragón y Félix Calvo, de Gumiel de Mercado completando el pódium.
Foto de los premiados / Valentín García Salinas
Foto de los premiados / Valentín García Salinas
El nivel ha sido muy alto. Un jurado profesional, integrado por enólogos, sumilleres y profesionales del sector vitivinícola de reconocido prestigio, de forma totalmente anónima y mediante una cata ciega determina quiénes son los ganadores en cada categoría. “Después de nueve ediciones la gente está haciendo las cosas muy bien, se preocupa por clarificar los vinos, por terminar bien las fermentaciones y cada año se encuentran mejores vinos”, explicaba María Sardina, hija del promotor del concurso.
El premio no puede ser más adecuado, un cubillo nuevo de madera de roble de dos cántaras para los primeros de cada grupo, además de diploma y regalo de CECOGA para todos los finalistas.
A partir de este año este certamen, centrado exclusivamente en la producción enológica casera, lleva el nombre de su impulsor, un empresario recientemente fallecido, procedente de La Alcarria aunque enamorado de la Ribera desde que llegó a esta comarca. Apasionado de la agricultura en general, y de la vitivinicultura en particular, con esta iniciativa Julián Sardina quiso, además de mostrar una vez más de su apoyo al sector, revalorizar estas elaboraciones domésticas. Se han puesto en valor que fue un visionario que a nivel viticultura sitúan los vinos de la Ribera del Duero de los 80 en el siglo XXI y que ha dejado un legado de un gran progreso y mejora del sector agrario como firme defensor que siempre fue de los agricultores.
La alcaldesa de Aranda ha sido la encargada de materializar este homenaje, donde se ha puesto en valor que fue un visionario y que ha dejado un legado de un gran progreso y mejora del sector agrario, como firme defensor que siempre fue de los agricultores.
