Cuando el tiempo no sigue las reglas

Toledo (Toledo)

No les pasa, que cuando realizamos ciertas tareas cotidianas, el tiempo, parece que se siente de manera diferente. Es decir, hay minutos que parecen una eternidad, hay semanas de las cuales tenemos la sensación de que se pasan en dos días.

Cada vez que vamos a pagar a la caja del súper, nuestra fila es la lenta, da igual la hora, da igual lo que lleves, siempre pasa. Te cambias de caja porque piensas precipitadamente que la de al lado va a avanzar más rápido, pero no, el tiempo vuelve a ralentizarse.

La fila del cajero o del banco, ¿es solo una sensación mía? No se avanza jamás, da igual el día de la semana que vayas o el trámite que vayas a hacer, ves una la desesperación en las caras de los demás clientes, pero nada, que no avanza. El tiempo se detiene.

Entre mis peores pesadillas, esperar a que termine una lavadora, cuanto más la miras, más tarda. Sabes que ya te quedan dos minutos para que suene la música que indica que ha terminado, pero no, es una sensación que nos pasa a todos. Parece que cuando suena la música, es una burla hacia nosotros, es terrorífico.

La espera de ese mensaje al que tenías que contestar de manera inmediata, porque de suma urgencia, porque da igual lo que una estuviese haciendo que tenías que contestar, esperas la contestación y no llega, el tiempo que te da de plazo el receptor se hace eterno o directamente no se cumple.

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Y qué decir de las vacaciones, o de los momentos de desconexión. Cuando te quieres dar cuenta, algo que llevabas planificando meses o semanas, se ha terminado en un abrir o cerrar de ojos.

Supongo que todo esto tiene que ver con nuestra cabeza, que asociamos tareas o sensaciones a que el tiempo transcurra más o menos rápido, a un deseo que tenemos de algo dure o en segundos termine.

Y da igual que nos repitamos mil veces que lo que cuenta, es el aquí y el ahora, porque el tiempo siempre nos gasta una buena broma en los mejores y en los peores momentos.