María y Gema, mecánica y soldadora: “Los comentarios sobre el oficio nos han venido de otras mujeres”
Mujeres en empleos masculinizados: ¿Se han derribado todas las barreras?

Mujeres en empleos masculinizados: En 1 minuto
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Alcázar de San Juan
Ser una mujer trabajando en un empleo tradicionalmente masculino puede ser desafiante. En 'Hoy por Hoy La Mancha' hemos conocido, en la antesala del 8M, voces de mujeres que trabajan en empleos masculinizados.
Gema es soldadora, se dedica a fabricar ambulancias y asegura que no lo cambia por nada. "Si hay que cargar peso, lo cargo. Si hay que subirse a lo alto de la ambulancia, me subo", ha contado. "Es todo lo mismo, somos compañeros".
Piensa Gema que la educación es un tema determinante. "A mi, de pequeña, nunca se me ha dado un taladro, entonces no lo asocias a algo tuyo", relata. "A mi se me daba una fregona para fregar", cuenta.
Una mujer trabajando en empleos tradicionalmente masculinos puede sentirse orgullosa de romper barreras y desafiar las normas sociales al trabajar en un campo tradicionalmente dominado por los hombres.
Sin embargo, también sienten la presión de tener que demostrar constantemente su valía y capacidad. "Es agotador", asevera. Gema también nota una ausencia total de jefas de equipo. "Espero que acabe llegando tarde o temprano".
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Gema, soldadora y María, mecánica industrial: trabajadoras en un mundo de hombres
Gema asegura con sorpresa que los comentarios sobre su oficio le han venido de boca de otras mujeres. "No dan crédito cuando les cuento que cojo un taladro o una radial", añade, apuntando a las reacciones que tuvieron las madres de amigos de sus hijos. "Me llaman valiente, pero yo no me siento nada de eso", puntualiza.
María, mecánica industrial
María es mecánica industrial, y viene de dirigir un equipo de hombres en Irlanda. "El papel de la mujer en este sector en Irlanda es prácticamente inexistente", asegura.
Sin embargo, pese a dedicarse a un empleo tan masculinizado, ha sido trabajando en la hostelería donde ha vivido más casos de acoso. "Era una fiesta de disfraces y me disfracé. Un hombre mayor, con hijos, intentaba constantemente bajarme la cremallera", narra.
Fue una chica la que movió ficha y le pidió asistencia a su novio, ayudando a María sin conocerla de nada. "Se acabaron sumando otros cinco chicos para enfrentarse [al acosador]. Es algo que siempre voy a recordar", afirma.
María relata que muchos hombres han cuestionado su posición, "llegando a asegurar que me habían dado una beca solo por rellenar el cupo de mujeres, y no por mi valía", dice.

José Luis Fernández Martín
Redactor en SER Alcázar. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos...