Elegía a Tony Isbert

Albacete

En Santander, mirando en soledad al mar Cantábrico, se nos ha muerto como del rayo, Tony Isbert, a quien tanto queríamos.

A Tony la muerte, esa que nunca falla, lo prendió sobre la cama cuando tenía los billetes con destino Albacete, para acudir, como cada año, a la Gala del premio Isbert, que lleva desde hace 26 ediciones el nombre del abuelo Pepe Isbert, uno de los más grandes actores que dio el siglo XX.

Tony nos deja huérfanos de cariño y agrandándose cada día el volumen de su ausencia. Ya no veremos más su sonrisa sincera, ni volveremos a sentir con fuerza esa su mano fiel y leal.

Echaremos de menos su imitación inigualable del abuelo Pepe cuando entregaba el premio Isbert a los más grandes actores y actrices de España. Ahí está en el Teatro Circo, al que tanto quiso y apoyó Tony, la galería impresionante de ganadores del premio. Una galería camino de los camerinos del Teatro Circo; uno de los cuales esperemos lleve su nombre. Tengo el plácet del Alcalde y del presidente del Cultural para que así sea y podamos inaugurarlo el mismo 4 de abril, fecha de la entrega de la Gala de los premios Amithe.

Su recuerdo presidirá ese día la Gala desde el minuto uno al último. El decano de los actores en activo de España, Manuel Galiana, me confesaba ayer lo difícil que resultará levantar la noche del 4 de abril, donde además Galiana estrenará a nivel nacional la obra “El lector de Galdós” que yo le escribí en pandemia. Qué pena que Tony no pueda verla, él que además encarnaba los valores galdosianos de unión entre todos los españoles, sin polarización ni extremos, como algunos hoy alientan.

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En el Teatro Circo tienen el libro de condolencias por si los oyentes de Radio Albacete desean pasarse para mostrar el cariño por este querido actor tan vinculado a Albacete y al pueblo de Tarazona de la Mancha.

Heredero de una saga única dentro del cine y del teatro español, Tony disfruto el triunfo de sus primeros años, pero también soportó la factura que le hizo pagar la vida. Esa que no perdona ni un solo error. Nunca nos dio el mínimo problema de egos. El que iba para protagonista estelar y lo fue durante 20 años, supo aceptar el peaje de sus errores y en el momento más apropiado para no hundirse se embarcó con los premios Isbert en este trayecto que ha durado 26 años. Una vez que tuve la tentación de dejar todo, Tony me llamó y me dijo: “Javier, en la familia Isbert se entra un día, pero ya no se sale nunca”.

Si un día desaparecen de Albacete estos premios, se valorará realmente el prestigio que le dieron a Albacete y al Teatro Circo, gracias al apoyo de actores como Tony Isbert. Y es que como dijo el poeta Luis Rosales, “en la vida, solo se canta lo que se pierde”. Como le ha pasado en su muerte a Tony, al que ahora al morir le cantan lo bueno que fue y el actor que España se perdió.

¡Ay, señor!, pero qué bien entierra esta España donde todas las pompas son fúnebres…..

Hoy despedimos a nuestro amigo, al buen amigo, Tony Isbert. Sus cenizas sembrarán la tierra de Tarazona. Como aquel poema de Miguel Hernandez, “Elegía a Ramón Sije”, un día visitaré Tony tu mausoleo sobre la llanura infinita, pues tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero. Descanse en paz.