Vivir VS Sobrevivir: la columna de opinión de Javier Mateo
Las conclusiones de la Encuesta de Condiciones de Vida
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Vivir VS Sobrevivir: la columna de opinión de Javier Mateo
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Como cada año, el Instituto Nacional de Estadística radiografía la situación vital de las familias de nuestro país y publica la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) que, entre otras cosas, ofrece datos de cuántos compatriotas viven en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Y como cada año, al día siguiente de la publicación de los datos, la cascada exabruptos, “cuñaos”, escritores de frases tan ocurrentes como vacías o negacionistas de todo inundan medios, redes, conversaciones y barras de bar. Somos así.
El INE, al igual que en el resto de la Unión Europea, maneja el indicador AROPE (At risk of poverty and/or exclusión) que mide a través de varios elementos la parte de la población que se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Explicado de forma muy resumida, utiliza varios indicadores que miden la carencia material severa, valoran la intensidad y calidad del empleo en la unidad familiar y estiman la diferencia de las rentas de cada familia con respecto al resto del país. Una radiografía científica de la vulnerabilidad social, un retrato certero de la angustia de aquellas familias españolas que cada mes tienen que hacer equilibrios, cabriolas y a veces milagros para pagar el alquiler, el recibo de la luz, el abrigo de su hija o comprar un libro.
Estar en riesgo de pobreza y/o de exclusión social hoy, en 2025, es no tener una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días, no tener recursos para mantener la vivienda con una temperatura adecuada, no tener internet, no poder permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año, tener retrasos en el pago del alquiler o los plazos de otros bienes…. y un montón más de situaciones que convierten el día a día en una lucha constante por salir adelante.
Sobrevivir o vivir, cinco letras que marcan la diferencia, agrandan la brecha entre los que quieren y los que pueden y, digan lo que digan, dibuja un presente y un futuro muy diferente para unos y otros.
Hemos mejorado, es verdad. En 2024 los españoles que se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social son el 25, 8% y en 2023, el 26,5%; un pírrico y tristón 0,7% de mejora que, creo yo, no es para enorgullecernos ni tirar cohetes.
Tendemos a pensar que lo que no vemos no existe y que nuestro círculo de bienestar y vida más o menos cómoda es la que tienen y disfrutan los demás. “Pues yo salgo a la calle y no veo pobres”, decía hace un par de años un consejero del gobierno de la Comunidad de Madrid, un tal Enrique Osorio, “¿dónde estarán?”, ironizaba con una sorna que no le hizo gracia a nadie.
Ya saben, el primer paso para la indolencia es negar aquello que nos estropea, la grata visión de la realidad, que nos viene bien para acomodar la conciencia. Y de ahí, a la indiferencia, al desprecio y a la justificación de la pobreza ajena aludiendo a la meritocracia, a la vagancia, a la etnia o a cualquier otra cosa que nos facilite un relato paleto y comodón que nos ayude a dormir.
En 2024, la ECV certifica que el 34,2% de los castellanomanchegos, algo más de 1 de cada tres, viven en riesgo de pobreza o exclusión social. Para que me entiendan; más de 725.000 vecinos de nuestra región viven cada día con angustia para cubrir sus necesidades más básicas, esas que usted y yo damos por solventadas cada mes.
Estos son los datos, las conclusiones, los tópicos y las miradas hacia otro lado, que las ponga cada uno.
Hasta el martes que viene. Besos.
Javi Mateo
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Javier Mateo
Educador social y exconcejal del Ayuntamiento de Toledo.