El riesgo de depresión en niños obesos aumenta al 41% tras la pandemia

La pandemia y el sobrepeso elevan el riesgo de depresión en niños hasta el 41 %. Son datos del estudio MOVI sobre ejercicio físico en el entorno escolar que desarrolla el Centro de Estudios Sociosanitarios de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Castilla-La Mancha en Cuenca. Datos que sus investigadores califican de “alarmantes”.

Si echamos mano de las cifras, antes del covid, en 2018, entre el 5 y el 10 % de los menores entre 9 y 11 años era propenso. Ahora, el porcentaje aumenta al 30 %. En concreto, al 28 % en las niñas y el 33 % en niños. “Este es el primer dato relevante”, explica Vicente Martínez Vizcaíno, investigador principal del estudio. “Normalmente el riesgo de depresión se ha asociado más a las chicas que a los chicos y eso ha cambiado. Cierto es que en ambos casos el porcentaje es muy alto”.

Niños con sobrepeso

Vicente Martínez Vizcaíno, que también dirige el Centro de Estudios Sociosanitarios, alerta además “del aumento del riesgo de depresión en niños obesos”. “El porcentaje de ellos que tienen riesgo de depresión es del 41 % mientras que es algo más del 20 % en los niños con peso normal”.

“Esto nos hace especular que la pandemia tuvo más efectos deletéreos de los que penamos”, explica Vizcaino. “No solo fueron meses de confinamiento a una edad muy sensible sino que fue un impacto en la forma de pensar, en el funcionamiento cerebral y en la composición corporal que no sé si vamos a saber evaluar con el tiempo. Lo qué sí tenemos es que, dos años después de la pandemia, cuando se inició este estudio, los niños y niñas de estas edades de entre 9 y 11 años seguían teniendo un cambio brusco en su estado de ánimo”.

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Baremos de estudio

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han usado la escala CES-20 que pregunta a los chavales si se sienten agredidos, si están irritables o si duermen mal, entre otras cuestiones. “Nos hemos sorprendido de que había niños que en todas las preguntas contestaban la más desfavorable”, apunta Vizcaino, “y cuando hemos ido a preguntar a los equipos directivos de los colegios de cada uno de estos niños, nos hemos encontrado con que sí, con que los psicólogos ya estaban preocupados con esos niños”.

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Los responsables de este estudio se hacen ahora otras preguntas: “¿Esto va a ser temporal, va a durar toda la adolescencia o les va a durar toda la vida? Esa pregunta no tiene respuesta de momento. Lo que sí que es cierto es que hay que estar alerta y no hay que despreciar que un niño tenga depresión”.

Otra matización que hace Martínez Vizcaino es que “la escala mide el riesgo de depresión, el diagnóstico de depresión se tiene que hacer en ámbitos clínicos”.

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Síntomas preocupantes

“Para esos padres que ven que su niño está triste siempre, que no tiene ganas de reunirse con sus amigos, que le cuesta mucho trabajo levantarse cada día, que le cuesta hacer tareas que otros niños hacen con cierta solvencia y alegría, es mejor buscar ayuda, no dudarlo porque nadie los va a ver como los únicos niños”, recomienda Vizcaino.

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Este investigador, pionero en la investigación de la obesidad infantil hace más de veinte años al dirigir el Estudio de Cuenca, pone como ejemplo a algunos deportistas famosos que recientemente han alertado sobre su salud mental. “A pesar de las reticencias de género que arrastramos, tenemos que acostumbrarnos a que los chicos también denuncien que algo no va bien en su estado de ánimo. Las chicas, tanto desde el punto de vista clínico como del no clínico, siempre han sido valoradas como más susceptibles, pero a los chicos no les podía pasar eso. Pues ahora hay que ser sensibles porque a los chicos les puede pasar. Y más que a las chicas”.