Y que por lo visto

Talavera de la Reina

Y que por lo visto un dicho de la política mejicana reza: “No me des. Ponme donde haiga” en una demostración de iniciativa a desarrollar para provecho propio, en cuanto ocupe el lugar idóneo de la escala administrativa. Estos oídos que se han de comer los gusanos ya escucharon de labios españoles la traducción local: “Ahora nos toca a nosotros hincharnos”.

Dicho sin vergüenza ni sonrojo. Y se hincharon. La corrupción no es un asunto exclusivamente nacional pero los datos más escandalosos siempre van unidos a naciones de tradición hispana con lo que la sospecha de que hemos inventado algo que tiene carácter universal, puede ser cierta. Y no hay manera de terminar con ella. Mira que mi generación tenía esperanza en que la recién estrenada democracia iba a hacer cruz y raya con la corrupción franquista. Pues no.

Aquí seguimos, muy ajenos al régimen político, lo cual no deja de ser deprimente. También hemos inventado otra cuestión que no deja de sorprenderme: El señalamiento airado del corrupto y el olvido cómplice del corruptor. Porque para que haya corrupción se requiere, como en el matrimonio, de dos partes. Pero sólo una acaba en el banquillo, con lo cual el que pone la manteca en el guiso se va casi siempre de rositas.

El viernes que viene, más.