Opinión

Podemos, la historia se repite

La firma de opinión del catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla-La Mancha, Manuel Ortiz

Manuel Ortiz

Manuel Ortiz

'Podemos, la historia se repite', la opinión de Manuel Ortiz

04:59

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Albacete

Todo ha transcurrido con una velocidad de vértigo, pero si queremos entender la, por ahora, corta historia de un proyecto tan complejo como la de PODEMOS, es imprescindible contextualizar el fenómeno que, en esto no se equivocó Iglesias, se estudiará en todas las facultades de Ciencias Políticas e Historia. Partíamos de la crisis sistémica de 2008 y de sus terribles consecuencias. Entre otras cosas, el sistema político se estaba poniendo en cuestión como en otras latitudes del planeta. Santos Juliá lo explicó aludiendo a la incapacidad de las izquierdas de responder desde sus principios con éxito a dicha crisis, a lo que añadía los déficits de representación que sacudía a las democracias dentro y fuera de Europa. Su combinación, desde mayo de 2011, terminaría por desplazar del Parlamento y de los partidos a la calle el escenario primordial de la política. La Historia se repetía, pero surgió entonces lo que algunos llamaron la nueva política con un laboratorio, incluso se le calificó como “partido flash”, que desaparecería muy rápido víctima, entre otras cosas, de su propia contradicción entre su naturaleza asamblearia y participativa y sus necesidades de organización. Después de diez años de existencia queda muy poco comparado con los más de cinco millones de votos que llegó a aglutinar en 2016 y los 71 escaños que le llevaron a plantearse “asaltar los cielos” y “acabar con la casta”.

Los trazos gruesos del auge y posterior caída de la organización que se proclamó populista, ni de izquierdas ni derechas, y otras extravagancias, han sido expuestos ya. Me interesa volver al origen para comentar que aquel movimiento espontáneo de la sociedad civil, transversal y prometedor, no ocupó los órganos de poder, invadió el espacio público como promesa de emancipación contra un sistema político enfermo y un sistema económico responsable de la devastación de los bienes públicos y de exclusión y miseria en las capas medias de la sociedad. Podremos discutir otros matices, pero no que nos embargó la corrupción y la exclusión y deterioro como clase social dominante. También hubo entonces mucha frustración por la mayoría absoluta del PP en 2011 que supo capitalizar, cosa que no hizo IU, el malestar y la desafección de un electorado que castigó al PSOE en la gestión del estallido de la crisis. ¿Otra rima que se avecina?

Fue el 15-M de las mareas y las asambleas que pretendían enmendar el orden establecido, luchar contra el deterioro institucional del Estado y devolver el protagonismo a las políticas sociales, especialmente a las redistributivas, cuando la socialdemocracia se había desnaturalizado. De repente, el relato de la Transición modélica que generó lo que llamaron despectivamente “régimen del 78”, entró en crisis. Allí surgió un grupo de jóvenes universitarios que se adueñaron de ese fenómeno y crearon una estructura con la que presentarse a las elecciones. Nació Podemos, pero también toda una serie de confluencias en los territorios que no tenían, porque incluso lo despreciaban, una estructura de partido. Luego vendrían las asambleas de Vistalegre.

Su presentación tuvo lugar en enero de 2014 y en poco más de un año alcanzaron un éxito indiscutible. Su presencia removió el tablero político y exigió a los partidos del bipartidismo una reacción acorde con el embate. Su aparición significó un auténtico soplo de oxígeno en un sistema que se había “dormido en los laureles”. Sus propuestas convencieron a muchos, pero sembraron el temor entre quienes temieron perder su estatus quo. Empezaron las descalificaciones, las persecuciones de algunos estamentos que utilizaron sus medios de comunicación para protagonizar una auténtica caza y captura de sus líderes, desde las cloacas del Estado y algunos juzgados. Recibieron acusaciones que en su inmensa mayoría quedaron sobreseídas o en trámite. No importó, nadie se disculpó y el daño fue irreparable. Mas, no todo fueron ataques desde fuera. No faltó el fuego amigo y los tremendos errores de estrategia y enfrentamientos personales entre sus cabecillas que no dudaron en hacer limpiezas grupales contra sus rivales hasta llegar a ser sus principales enemigos. Hoy Podemos, con cinco escaños, está en el grupo Mixto y corre el riesgo de desaparecer en este nuevo ciclo electoral que tendrá su piedra de toque en las europeas de junio, elecciones que en 2015 representaron su primer gran éxito. Ellos también formaron parte del gobierno de coalición, ocuparon responsabilidades notables en Autonomías y Ayuntamientos hasta aportar iniciativas muy necesarias que otros han rentabilizado en su nombre. Han primado más los errores y el ruido, pero hoy el panorama político es diferente y su existencia no se puede soslayar.

 
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