Que no nos gane el odio

Albacete

Ni antes ni ahora, ni de un lado ni de otro, de ninguna de las maneras, ni respaldado por ninguna idea podemos aceptar que el discurso del odio se tome el día a día de nuestra sociedad.

Por supuesto que podemos pensar distinto, por supuesto que nuestras ideas, nuestra forma de ver la vida, la política, la fe, la economía etcétera pueden ser totalmente opuestas, pero que la sinrazón no nos gane.

No podemos jugar con la democracia. La violencia y la confrontación no construye, “el y tú más” respecto al debate de las ideas solo potencia discursos de odio a los que deberíamos tener bastante miedo.

Mientras miles de personas, entre ellas niños y niñas, mueren a diario en Gaza, Ucrania y en otros lugares donde la guerra manda, con muchas personas capaces de mirar a otro lado, parece que la crispación y el odio van avanzando en muchos otros rincones del mundo, incluida España.

La crispación, la polarización y entender el mundo desde las esquinas solo nos pone nuevamente al borde del abismo como humanidad.

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Un llamado a la calma, la primera y quien debe ser más responsable, la clase política, pero también nosotros, también en nuestro día a día, también cuando justificamos o no acciones que no deberíamos ni tan siquiera permitir, da igual de la esquina que creamos que vienen.

Que no nos gane el odio, allí desde donde cada una estamos, la democracia nos permite pensar distinto, nos permite elegir distinto, y esa es la clave de la convivencia, cuando dejamos que la violencia entre en juego y vaya tomando tanta fuerza nos arriesgamos a que quizá ni tan siquiera podamos pensar diferente, y que dejemos de hablar con amigos, familia o compañeras de trabajo porque en este barullo de odios perdemos también la capacidad de escuchar.

Que el discurso del odio no nos gane la partida. Por definición, el pensamiento crítico es la capacidad humana para analizar y evaluar la información de un determinado tema y a través de la investigación, la imparcialidad y la lógica intentar esclarecer la veracidad, ignorando sesgos externos. Que no se nos olvide que no lleva más razón quien más odio promueve y quien más ofende.

Cerremos filas, permitámonos pensar diferente, nos podemos enfrentar con ideas sin convertirnos en enemigos. Ya bastante dolor hay en el mundo. Cuidémonos y cuidemos a quienes nos rodean., aunque no piensen igual que nosotros.