Pasa la tarde y pasa la vida: conversaciones con la tercera edad en una plaza de Cuenca

Cuenca

La tarde cae sobre la ciudad de Cuenca y en una de sus placetas un grupo de personas de la tercera edad conversan sentadas en los bancos bajo una pérgola de madera. Estamos en la explanada que hay entre el complejo polideportivo Luis Ocaña y la avenida Reyes Católicos, junto al centro de salud Cuenca II. Aquí se reúnen cada tarde, “si el tiempo está bueno”, dicen.

Hoy hace sol. Estamos pasando el veranillo de San Miguel. El otoño ya se dejó sentir hace unos días, pero la estación estival parece un tren muy largo y aún están pasando los últimos vagones. “Por la mañana damos un paseo, pero las tardes son para estar aquí sentados”, nos dicen.

¿De qué conversan cada tarde? ¿Se conocen de antes o se han hecho amigos bajo esta sombra? ¿Son todos del barrio? La conversación con ellos deriva desde lo que van a cocinar mañana, que nos cuentan las señoras, a las viejas labores del campo que recuerdan ellos. La subida de precios de la cesta de la compara de los últimos meses es conversación común. En Hoy por Hoy Cuenca recogimos los testimonios, entre anécdotas y preocupaciones, de Venancio, Rafael y su mujer Juli, Carmen y su marido Juanjo, Aurora y su amiga Pepi, Rosa que tiene 94 años, la mayor del grupo, Pili, que tiene un huerto, y Julia y Piedad que, entre risas, nos contaron cómo pasan la tarde, cómo pasan la vida.

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Los precios por las nubes

Es la conversación más recurrente. El “qué caro está todo”. Tanto en el grupo de hombres como en el de mujeres se habla de los precios. “No es que haya subido algo en concreto es que ha subido todo”, dice. Y le piden a Pili, que acaba de llegar del súper del barrio, que les informe de las ofertas. “Las chuletas de cerdo”, dice.

Champiñones manchegos

Juanjo es de Casas de Guijarro y su mujer Carmen de Casas de Benítez. Nos cuentan que tenían cuevas para producir champiñón. “Excavadas a base de pico”, dice Juanjo. “Cuando vino el boom del champiñón, luego ya, como se fueron quitando las mulas, se acabó el estiércol y ahora ya se elabora la basura con la paja del cereal”.

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Un tractor con seis dueños

Venancio es de Olmeda del Rey y Rafael de Arrancacepas. Los dos han sido agricultores y ahora recuerdan cómo eran aquellos años. “Labrábamos con un par de mulas hasta que pudimos comprar un tractor entre dos familias”, dice Venancio. “Entre seis o siete los compraban también”, apunta Rafael. “Cuñados, primos, hermanos, se juntaban. En mi pueblo compraron uno entre seis. Otro entre cuatro. Empezaban así, luego iban juntando y ya compraban otro”.

Una receta de morteruelo

Rosa nos cuenta que ha preparado morteruelo en casa “con mi nieta que quiere aprender”, dice. “Lo hacemos con carne de pollo, conejo, jamón, se le echa pan, todo bien cocido, que reduzca. Y ya está. Luego lo congelo en botes y lo voy sacando para comer el día que nos apetece”.

El huerto de Pili

“Aquí hablamos de lo que se compra, de lo que se guisa, de coger la azada y cavar”, dice Pili, que nos cuenta que tiene un huerto en las afueras de Cuenca. “Con la vida que llevamos hay que sembrar para comer. Cultivo tomates, pimientos, judías verdes, de todo. Luego lleno los frascos y lo guardo. Además tengo aceitunas y las llevo a la almazara de San Lorenzo de la Parrilla para tener aceite”.