Indignación, rabia y vergüenza

El pasado viernes entró en prisión María Salmerón, una madre que durante estos últimos 20 años se ha dedicado a proteger a su hija de su padre maltratador. Un maltratador que, a pesar de haber sido condenado por ello, nunca pisó la cárcel.

María Salmerón, además de maltratada por quien fue su pareja y padre de su hija, ha sido maltratada de forma reiterada por el gobierno y el poder judicial. Miriam, la hija de María, le pedía a su madre que la protegiera del padre maltratador con quien no quería verse. Y María Salmerón actuó protegiendo a su hija.

Proteger a tu hija de un maltratador condenado es lo que ha hecho que ingresara el viernes en prisión. Porque ni el gobierno, con la ministra de justicia a la cabeza, ni el poder judicial, han tratado a María Salmerón como víctima de violencia. No la han protegido, sino que la han criminalizado.

Su agresor nunca pisó la cárcel y ahora ella está en prisión por proteger a su hija de su padre maltratador. Y porque este gobierno que presume de ser el más progresista y feminista de la historia, le ha negado el indulto.

Con las leyes en vigor sobre violencia de género y contra la violencia infantil, María Salmerón hoy no solo no hubiera ingresado en prisión, sino que no hubiera sido perseguida ni condenada.

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La violencia institucional que contra ella se ejerce es tan sistemática y brutal porque no solo le afecta a ella, sino a su hija, y a todas las personas que defiendan a las mujeres y sus criaturas.

Rabia e indignación es lo que sentimos muchas mujeres ante estos hechos. Vergüenza infinita es lo que debería sentir la ministra de justicia y el gobierno de la nación.

Por favor, lean esta carta de Miriam Ruiz (hija de María Salmerón) a la ministra de Justicia, Pilar Llop.