La nueva Universidad en proyecto
La firma de Nicolás García Rivas, catedrático en Derecho Penal
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Nicolas Garcia Rivas
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Firma de opinión | La nueva Universidad en proyecto
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El Ministro Subirats ha presentado el Anteproyecto de Ley de Universidades, al que le queda todavía un largo recorrido parlamentario. Después de los sucesivos intentos del anterior Ministro, todos ellos infructuosos, parece que ahora la cosa va en serio.
El diagnóstico que se realiza en él resulta muy certero. La Universidad ha cambiado fundamentalmente por la confluencia de, al menos, cuatro factores:
- La extensión de la titulación universitaria, que ya tienen un 45% de los jóvenes entre 30 y 34 años.
- El avejentamiento del profesorado. En catedráticos, la media de edad se sitúa en los 59 años, cuando lo razonable sería que no llegase siquiera a los 50. Y sólo un 1,5 % del profesorado funcionario tiene menos de 40 años, cuando lo lógico sería que ese porcentaje no fuera inferior al 20%.
- La escasa financiación, que entre 2009 y 2018 no sólo no aumentó sino que se redujo en un 10 %, con lo que ello ha supuesto en términos de imposibilidad de contratación y de avejentamiento y precariedad del profesorado. En España se ha invertido un 30% menos que la media de la Unión Europea.
- La consiguiente expansión de las Universidades privadas y de la Iglesia Católica, que son ya cerca de 40, contra 50 públicas, número que no se modifica desde hace décadas.
El cuadro que pinta este diagnóstico es bastante negro y muy parecido a lo que ocurre en otros servicios públicos como la sanidad. Mientras se precariza el ámbito de lo público, que sólo puede ofrecer unas prestaciones con graves carencias, progresa lo privado, teñido siempre de rigor, facilidades, buenas instalaciones, trato personal, etc. Pura ilusión.
Sí, porque en mi tarea como evaluador de Titulaciones en regiones donde las universidades privadas han progresado exponencialmente durante los últimos años la peor de las Universidades públicas gana a la mejor de las privadas de calle, tanto en la cualificación del personal como en instalaciones para el alumnado como, en fin, en calidad de la investigación, que en las privadas no existe o es tan irrelevante que parece más un instituto de bachiller que otra cosa. Nos merecemos una Universidad mejor y el Anteproyecto avanza hacia ello.