Sanidad implementa una nueva vacuna contra el neumococo, en Cantabria, para mayores de 60 años
Las personas que todavía no han sido vacunadas contra el neumococo podrán citarse a partir del 22 de mayo en su centro de salud para recibir la pauta de una dosis única
Santander
La Consejería de Sanidad y el Servicio Cántabro de Salud (SCS) procederán en breve a administrar la vacuna antineumocócica conjugada 20-valente a la población adulta de 60 o más años, así como a las personas con factores de riesgo.
De esta forma, se incorpora una nueva vacuna contra la infección por neumococo (‘streptococcus pneumoniae’), que sustituye a la actualmente utilizada en la población adulta, que proporciona una protección más potente, así como una memoria inmunitaria más prolongada, según informa el Gobierno de Cantabria en comunicado.
Las personas de 60 o más años que todavía no han sido vacunadas contra el neumococo, así como las personas entre 18 y 59 que presenten condiciones o factores de riesgo medio o alto, podrán citarse a partir del 22 de mayo en su centro de salud para recibir la pauta de una dosis única.
La evidencia científica indica que el riesgo de adquirir una infección neumocócica grave es mayor, además de en edades tempranas, en personas mayores de 60 años y en población adulta con determinadas condiciones de riesgo, como las personas con procesos crónicos o enfermedades que alteran la capacidad de respuesta inmunológica.
Por eso, la Consejería de Sanidad señala que ha decidido incluir esta vacuna en el calendario de inoculación de la población adulta, puesto que está comprobado que la vacunación disminuye la morbimortalidad asociada a la infección por neumococo, especialmente la enfermedad neumocócica invasiva, y contribuye a reducir el uso de antibióticos y sus resistencias.
La vacuna que inoculará Cantabria incluye protección para 20 serotipos de neumococo, responsables del 70% de los casos de neumonía neumocócica hospitalizados en adultos.
Está indicada en personas con enfermedad cardiovascular crónica, excluida la hipertensión arterial; enfermedad respiratoria crónica, incluyendo fibrosis quística, y asma que no precise tratamiento inmunosupresor, entre otras patologías.