Migración: la fuerza o la razón
De mal en peor. Así va la cuestión migratoria en Canarias, rozando el despropósito político.
Este martes se reunirán hasta cuatro ministros, por fin; pero no para coordinar la gestión del flujo que llega al Archipiélago, como era de esperar. No. Cuatro ministros de Pedro Sánchez han encontrado --por fin-- un hueco en su agenda para estudiar el órdago lanzado por el Ejecutivo de Fernando Clavijo, y ver cómo contraatacarlo.
Amagan con llegar al Tribunal Constitucional, y quizá sería conveniente que así fuera. Que hasta la Justicia se pronuncia sobre la atención a los menores migrantes que llegan a las Islas: ¿están o no en desamparo? ¿Debe atenderlos la comunidad autónoma pese a la evidencia de no tener recursos? ¿O deben sostener las fuerzas de seguridad del Estado el tapón que supone la cifra de los que llegan?
Es, como otras tantas, una nueva versión de la lucha de un David contra un Goliat: uno con tirachinas y otros disparando con todo tipo de munición. La que da ser Estado.
Pero que la fuerza está de su parte, no quiere decir lo esté la razón.