Vivir y morir en la calle

Santa Cruz de Tenerife
Hay quienes sostienen que los indigentes son indigentes porque no se dejan ayudar. Es una interpretación simple y maniquea de la realidad. Una realidad tan dura y compleja que la solución no se vislumbra por ningún lado.
Vivir y morir en la calle es un drama social que apela, en primer lugar, a nuestra humanidad. Y en segundo, a nuestra responsabilidad como sociedad y de quienes son elegidos para resolver los problemas.
Miles de personas viven sin techo en Canarias y lo único que nos importa es cómo afea su estampa de vagabundo nuestra imagen turística o cómo perturba nuestra visión cuando hacen sus necesidades en público y se vuelven con agresividad contra el abandono social que sufren.
No nos dejemos confundir: el problema no son ellos con sus adicciones o sus transtornos mentales; somos nosotros los que, con nuestra insensiblidad e indiferencia, los abocamos al abismo.