¿Son seguros los festivales? Lo analizamos con sus protagonistas
La organización de Farra World asegura que se cumplió con la normativa, a pesar de las quejas de los clientes por las aglomeraciones que se produjeron
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Rabo Lagartija
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La seguridad en los festivales en Canarias en Hoy Por Hoy Tajaraste
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Santa Cruz de Tenerife
En los últimos días, hemos asistido a un debate gestado en la opinión pública sobre si realmente los protocolos de seguridad de los festivales se revisan con contundencia. Y todo tras el fallecimiento de Miguel, un joven de 22 años, en el Medusa Beach Festival de Valencia, después de que se le cayera encima una estructura del escenario principal. ¿Imprudencia o accidente? ¿Hasta qué punto es responsable la organización? ¿Se pudo haber cancelado el festival por el reventón térmico que le causó la muerte?
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No ha sido el único. También conocemos el caso de dos niñas, que murieron tras salir despedidas de un castillo hinchable en Mislata. Todos estos eventos y festivales tienen que estar vigilados, hasta el punto de contar con expertos técnicos que revisan la norma y los aspectos obligatorios.
En Canarias, existe la Ley 7/2011, del 5 de abril, de actividades clasificadas y espectáculos públicos, en la que precisamente se contemplan todos los requisitos que se deben cumplir. Además de una declaración responsable y la certificación técnica del colegio profesional competente, el promotor del festival tiene que tener en cuenta la normativa sectorial y urbanística, contar con una licencia de obra y tener un documento de seguridad estructural.
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Una de las anteriores ediciones de Sonidos Líquidos. / Cadena SER
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Una de las anteriores ediciones de Sonidos Líquidos. / Cadena SER
Además de ello, hay un apartado específico con las condiciones de seguridad. Prevenir incendios, controlar accesos, ventilación, aire acondicionado (en el caso de los que se hagan en interior), iluminación o insonorización. Uno de los aspectos más cuestionados, y que se incluye en esta ley, es la salubridad e higiene. Algo que debería ser considerado lógico y que, sin embargo, no se cumple, según los consumidores de estos eventos. Los baños en los festivales -al menos, los de las islas-, no se limpian, no se previene el hecho de que miles de personas acudan en masa a unos pocos servicios.
Aglomeraciones en el Farra World de Tenerife: los usuarios se quejan por la sensación durante la actuación de Quevedo
Por ley, el promotor -y el ayuntamiento aprobando su plan de seguridad- deben velar por la comodidad de los usuarios y por cumplir con el aforo máximo. El sábado 13 de agosto, muchos jóvenes que acudieron al Sunblast, celebrado en La Caleta, Tenerife, se quejaban de que el concierto del cantante Quevedo -uno de los artistas candentes del panorama internacional- se hacía en un espacio reducido y se notaba la sensación de aglomeración.
Desde la organización Farra World, promotora del evento, lamentan la visión de sus clientes y afirman que en todo momento se ha cumplido lo que dicta la norma.
En este caso específico, y teniendo en cuenta el aforo de ese escenario, 4 personas por metro cuadrado.
Otro ejemplo, aquí en las islas, de controversia debida a planes de seguridad no revisados o no contar con los permisos técnicos es el Reggaeton Festival, que se iba a celebrar en San Miguel de Abona. A menos de 24 horas de su celebración, la organización anunció que no contaba con los permisos del ayuntamiento -que ya se había adelantado el día anterior diciendo que no tenía autorización- y canceló definitivamente el espectáculo.
Son numerosos los ejemplos en el archipiélago de encuentros que no han podido ser celebrados, aquellos cuyos organizadores han tenido que pasar por largos trámites para conseguir llevarlo a término, o los que sí han tenido más suerte en ese procedimiento. Sunblast, Greenworld, Ritmos del Mundo, Mujeres World Fest, en Gran Canaria el Sum Festival o el Phe Festival, de música indie, entre otros. De hecho, el verano de 2022 ha sido el que mayor número de festivales y encuentros de música ha tenido Canarias.
La cultura es un arma para el progreso, la música para el encuentro, y estos eventos una oportunidad para empaparse de todo ello. Pero, lamentablemente, tenemos ejemplos de sobra para darnos cuenta de la magnitud de su organización, y de que dejar cuestiones al azar es un grave error. Las organizaciones son las encargadas de presentar los planes, pero los ayuntamientos de garantizar ese cumplimiento. Es un trabajo conjunto que permite a la sociedad contar con eventos interesantes y que promueven la supervivencia de la cultura. Todo ello, siempre, debe estar bajo el paraguas de la seguridad, la comodidad, y el disfrute -sin agobios- de los asistentes.