Es Coach la SER. Sexo y emociones
Bernat Fortuny y Carola Lamberti comentan con nosotros aspectos de relevancia en tu vida (y en la nuestra)
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Coaches / Skype
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Mahón y Madrid
Vivir hoy.
En este programa hablamos de poner el foco en el día de hoy. Es un regalo, por eso se llama presente. Al mirar al futuro, no disfrutamos el ahora. Bernat y Carola nos proponen la reflexión de que tenemos que aprovechar lo bueno que nos rodea. La pérdida de una amiga cercana de Carola arranca el argumento de que debemos valorar lo que tenemos ahora porque no sabemos qué puede pasar mañana y, en ocasiones, exageramos al hacer una previsión de un posible futuro mejor que no llega nunca. Bernat pone algunos ejemplos ilustrativos, como el de aquella persona que ve a un pescador y le pregunta qué hace y porqué no enfoca su vida a un futuro que persiga la felicidad.
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Emociones al estilo de una película de Píxar.
La película Del revés (titulada Inside Out en su versión original) es una de las grandes joyas de Disney/Pixar. En ella, las emociones de una joven adolescente se convierten en los protagonistas de una historia que nos ayuda a comprender la complejidad de nuestra vida emocional. Bernat Fortuny y Carola Lamberti analizan cómo este filme ofrece una valiosa enseñanza: no existen emociones buenas o malas, sino que todas cumplen un papel fundamental en nuestra salud mental y en nuestra manera de afrontar el mundo.
Muchas veces, la sociedad nos empuja a creer que la alegría es la única emoción válida, asociándola con el éxito y el bienestar. Sin embargo, este ejemplo cinematográfico nos muestra que la tristeza es igualmente necesaria. De hecho, en la película se evidencia que sin tristeza no puede haber una alegría completa y auténtica. Ambas se complementan y permiten que las personas experimenten y procesen la vida de manera más profunda y significativa.
Pero la película no solo reivindica la tristeza, sino que también resalta la importancia de otras emociones menos valoradas, como el miedo y el asco. El miedo, por ejemplo, nos protege de situaciones peligrosas y nos ayuda a actuar con precaución. El asco, por su parte, tiene un papel esencial en la supervivencia, evitando que tomemos decisiones perjudiciales para nuestra salud o bienestar.
A través de esta historia, Disney/Pixar nos invita a reflexionar sobre la necesidad de aceptar y validar todas nuestras emociones, en lugar de reprimirlas o juzgarlas. Cada una de ellas tiene un propósito y aporta equilibrio a nuestra vida. Al comprender esto, podemos aprender a gestionar mejor nuestros sentimientos y los de quienes nos rodean, favoreciendo una relación más sana con nuestro mundo interior.
En definitiva, Del revés es mucho más que una película animada: es una lección de vida que nos ayuda a entender que todas las emociones son necesarias y que aceptar nuestra complejidad emocional es clave para nuestro bienestar.
Es Coach la SER. Emociones al estilo de una película de Píxar
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La tristeza según Bernat Fortuny y Carola Lamberti
La tristeza es una de las emociones que con más frecuencia intentamos evitar. En una sociedad que premia la alegría y el optimismo, sentir tristeza suele percibirse como algo negativo, como un estado del que hay que salir lo antes posible. Sin embargo, Bernat Fortuny y Carola Lamberti, expertos en desarrollo personal y coaches especializados en inteligencia emocional, nos invitan a mirar esta emoción desde otra perspectiva. A través de su análisis de la película Del revés (Disney/Pixar), nos enseñan que la tristeza no solo es inevitable, sino que también es esencial para nuestro crecimiento y bienestar.
En la película, la tristeza parece, en un principio, una emoción molesta e innecesaria. Sin embargo, a medida que avanza la historia, se hace evidente que sin ella la protagonista no podría procesar sus cambios y dificultades. Fortuny y Lamberti destacan que esto no es solo un recurso narrativo, sino un reflejo de la realidad: la tristeza nos ayuda a reflexionar, a valorar lo que hemos perdido y, sobre todo, a conectar con los demás. Sin tristeza, no habría empatía, ni apoyo emocional, ni procesos de superación.
Desde su experiencia como asesores en bienestar emocional, Fortuny y Lamberti explican que aceptar la tristeza es el primer paso para gestionarla de manera saludable. Intentar ignorarla o reprimirla solo prolonga el malestar, mientras que darle su espacio permite que cumplamos el ciclo natural de las emociones. Además, resaltan que la tristeza tiene un propósito adaptativo: nos hace detenernos, reevaluar nuestras prioridades y buscar nuevas maneras de afrontar la vida.
A través de su trabajo, estos expertos ayudan a muchas personas a comprender que todas las emociones tienen su función, y que la tristeza, lejos de ser un obstáculo, puede convertirse en una oportunidad para el autoconocimiento y el cambio. Al igual que en Del revés, donde la tristeza termina desempeñando un papel clave en el desarrollo de la protagonista, en nuestra vida cotidiana esta emoción puede ser el inicio de una transformación personal.
En definitiva, Bernat Fortuny y Carola Lamberti nos enseñan que abrazar la tristeza no nos hace débiles, sino más humanos. Entender su importancia nos permite vivir con mayor equilibrio emocional y afrontar los desafíos de la vida con una perspectiva más sana y enriquecedora.
Culpa y vergüenza: emociones difíciles, pero necesarias
La culpa y la vergüenza son dos emociones que muchas veces preferimos evitar. Ambas pueden resultar incómodas e incluso dolorosas, pero Bernat Fortuny y Carola Lamberti, expertos en desarrollo personal e inteligencia emocional, nos invitan a mirarlas desde otra perspectiva. A través de su análisis de la película Del revés (Disney/Pixar), explican que estas emociones, lejos de ser un peso innecesario, cumplen funciones esenciales en nuestro crecimiento y bienestar.
La culpa surge cuando sentimos que hemos hecho algo mal o que hemos dañado a alguien, mientras que la vergüenza aparece cuando creemos que no estamos a la altura de nuestras propias expectativas o de las de los demás. Según Fortuny y Lamberti, ambas emociones tienen un propósito importante: ayudarnos a reflexionar sobre nuestras acciones y motivarnos a mejorar. Sin culpa, podríamos actuar sin considerar las consecuencias de nuestros actos; sin vergüenza, nos resultaría difícil reconocer nuestras limitaciones y aprender de ellas.
En Del revés, aunque la historia se centra en emociones como la alegría y la tristeza, es fácil identificar momentos en los que la protagonista experimenta culpa o vergüenza, especialmente cuando siente que decepciona a sus padres o no logra encajar en su nuevo entorno. Fortuny y Lamberti destacan que estos sentimientos son parte del proceso de maduración y que, bien gestionados, pueden convertirse en herramientas valiosas para el autoconocimiento y el desarrollo personal.
No obstante, los expertos advierten que es importante diferenciar entre una culpa saludable, que nos impulsa a reparar nuestros errores, y una culpa excesiva, que nos paraliza y nos llena de autocrítica destructiva. Lo mismo ocurre con la vergüenza: en su justa medida, nos ayuda a ser conscientes de nuestros límites, pero cuando se convierte en un sentimiento constante de no ser suficiente, puede afectar nuestra autoestima.
Desde su labor como coaches, Fortuny y Lamberti enseñan a sus clientes a transformar estas emociones en oportunidades de crecimiento. En lugar de ver la culpa y la vergüenza como enemigos, nos invitan a usarlas como guías para mejorar nuestras relaciones, fortalecer nuestra resiliencia y construir una imagen más realista y compasiva de nosotros mismos.
En definitiva, Del revés nos recuerda que todas las emociones tienen su función, y la culpa y la vergüenza no son la excepción. Aprender a manejarlas con equilibrio, en lugar de reprimirlas o dejarnos dominar por ellas, es clave para nuestro bienestar emocional y nuestro desarrollo personal.
Es Coach la SER. Culpa y vergüenza
11:06
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No vayas al gimnasio
Año nuevo, gimnasio nuevo… ¿fracaso nuevo?
Cada inicio de año trae consigo una oleada de buenas intenciones. Entre ellas, una de las más populares es la de apuntarse al gimnasio con la esperanza de transformar hábitos y empezar una vida más saludable. Sin embargo, Bernat Fortuny y Carola Lamberti, expertos en desarrollo personal y cambio de hábitos, advierten sobre un problema recurrente: un gran porcentaje de personas abandona su empeño en pocas semanas, generando una profunda frustración. Según ellos, el problema no está en la falta de voluntad, sino en la falta de planificación y realismo al fijar los objetivos.
El entusiasmo del nuevo año puede llevarnos a hacer promesas demasiado ambiciosas sin reflexionar sobre su viabilidad. Muchos se inscriben en el gimnasio con la idea de ir cinco días a la semana, cambiar completamente su alimentación y transformar su estilo de vida de un día para otro. Pero cuando la motivación inicial se disipa y la rutina se impone, el cansancio y las obligaciones diarias hacen que el plan se desmorone. Es en este punto donde la frustración aparece y, en muchos casos, se traduce en abandono y sentimiento de fracaso.
Fortuny y Lamberti proponen un enfoque diferente: antes de lanzarse al gimnasio por impulso, es fundamental hacer un ejercicio de reflexión. En lugar de tomar decisiones apresuradas, aconsejan preguntarse: ¿qué es realmente sostenible para mí? En vez de comprometerse con metas irreales, sugieren establecer objetivos alcanzables, como empezar con dos o tres días a la semana, integrar hábitos saludables poco a poco y, sobre todo, encontrar un propósito genuino detrás del cambio.
Para estos expertos, la clave del éxito no está en la intensidad del inicio, sino en la constancia. Un cambio de hábitos efectivo no depende de la motivación pasajera del año nuevo, sino de compromisos realistas y sostenibles en el tiempo. En lugar de convertir el gimnasio en una obligación pesada, recomiendan buscar actividades que realmente se disfruten y que puedan integrarse sin generar estrés o sensación de sacrificio.
Así que, antes de correr a inscribirte en el gimnasio con la esperanza de un nuevo comienzo, Fortuny y Lamberti te invitan a detenerte y reflexionar. Más que un gran impulso inicial, lo que realmente marcará la diferencia será la capacidad de mantener el compromiso con pequeños pasos constantes. Porque cambiar de vida no se trata de un acto de voluntad momentáneo, sino de un proceso bien pensado y adaptado a cada persona.
Es Coach la SER. No vayas al gimnasio
11:02
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El valor del enfado: aprender a poner límites
El enfado suele ser una emoción poco popular. Muchas veces se asocia con la pérdida de control, con la agresividad o con la incapacidad de manejar las emociones de manera saludable. Sin embargo, en este espacio de radio, Bernat Fortuny y Carola Lamberti nos invitan a ver el enfado desde otra perspectiva: no como un problema, sino como una herramienta esencial para nuestra salud emocional.
Según estos expertos en desarrollo personal, enfadarse no solo es normal, sino necesario. El enfado nos ayuda a identificar cuando algo no está bien, cuando una situación nos supera o cuando alguien cruza nuestros límites. En lugar de reprimirlo o sentirnos culpables por experimentarlo, Fortuny y Lamberti proponen aprender a gestionarlo de manera inteligente.
Uno de los mayores beneficios del enfado es su papel en la construcción de límites saludables. Cuando nos enfadamos, nuestro cuerpo y nuestra mente nos están enviando una señal de que algo necesita cambiar. Ignorar esta emoción puede llevarnos a acumular frustración y resentimiento, afectando nuestras relaciones y nuestra salud mental. En cambio, si aprendemos a expresarlo de manera adecuada, podemos mejorar nuestra comunicación y evitar conflictos mayores.
Pero, ¿cómo hacerlo sin caer en explosiones descontroladas? Aquí es donde la gestión emocional juega un papel clave. Fortuny y Lamberti aconsejan detenerse antes de reaccionar, identificar qué ha generado el enfado y expresar nuestras necesidades con claridad, sin ataques ni agresividad. En lugar de verlo como una emoción negativa, lo plantean como una oportunidad para el autoconocimiento y el crecimiento personal.
Aprender a enfadarse bien no significa gritar o imponer nuestras opiniones, sino reconocer nuestras emociones y usarlas para tomar decisiones más asertivas. Cuando sabemos poner límites desde el respeto, no solo protegemos nuestro bienestar, sino que también fomentamos relaciones más sanas y equilibradas.
Así que, la próxima vez que sientas enfado, no lo rechaces de inmediato. Como nos recuerdan Bernat Fortuny y Carola Lamberti, entender esta emoción y saber canalizarla puede convertirse en una gran aliada para mejorar nuestra vida.
Sexualidad e intimidad: vivirlas con naturalidad
En este nuevo episodio de Es Coach en la SER, Bernat Fortuny y Carola Lamberti nos invitan a hablar sin tapujos sobre sexualidad e intimidad, dos conceptos que, aunque estrechamente relacionados, no son lo mismo. Mientras que la sexualidad abarca nuestra identidad, deseos y experiencias en torno al placer, la intimidad es la conexión profunda que establecemos con nosotros mismos y con los demás. Sin embargo, en un mundo inundado de información, aún persisten tabús y falsedades que dificultan vivir estos aspectos de la vida con naturalidad.
A pesar de la aparente apertura de la sociedad actual, Fortuny y Lamberti señalan que muchos siguen experimentando vergüenza o inseguridad al hablar de su sexualidad o al explorar su intimidad. Esto se debe a mensajes contradictorios: por un lado, la hipersexualización en los medios de comunicación y, por otro, una falta de educación afectivo-sexual realista y basada en el bienestar. Esta brecha genera confusión y perpetúa mitos que pueden afectar la autoestima y las relaciones interpersonales.
Uno de los puntos clave que destacan nuestros expertos es la necesidad de romper con la idea de que hay una única forma correcta de vivir la sexualidad. Cada persona tiene su propio ritmo, deseos y necesidades, y lo importante es descubrirlos sin culpa ni presión. Para ello, la comunicación es esencial: hablar de lo que se siente, de lo que se desea y de los propios límites es fundamental para vivir una sexualidad plena y saludable.
La intimidad, por su parte, va mucho más allá del acto sexual. Se trata de la capacidad de compartir nuestro mundo emocional con alguien más, de mostrarnos sin miedo y de generar espacios de confianza y respeto mutuo. Fortuny y Lamberti explican que muchas personas confunden intimidad con exposición, cuando en realidad se trata de un proceso de autoconocimiento que fortalece los vínculos y nos permite conectar de manera auténtica.
En definitiva, nuestros coaches nos animan a cuestionar creencias limitantes y a construir una relación más sana y libre con nuestra sexualidad e intimidad. Solo derribando tabús y hablando con naturalidad podemos vivirlas plenamente, sin culpa ni miedos impuestos. Como bien nos recuerdan, la clave está en la información, la comunicación y, sobre todo, en el respeto a nosotros mismos y a los demás.
Es Coach la SER. Sexualidad, intimidad
15:06
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El placer en pareja: cuando la sexualidad no se entiende bien
En este nuevo episodio de Es Coach en la SER, Bernat Fortuny y Carola Lamberti continúan explorando el tema de la sexualidad, pero esta vez centrándose en un problema recurrente: ¿qué ocurre cuando la conexión sexual entre dos personas no es equitativa? ¿Debe el orgasmo masculino marcar el fin de la relación sexual? ¿Cómo se establece un equilibrio donde ambas partes se sientan plenamente satisfechas?
Según nuestros expertos, una de las principales razones por las que muchas relaciones no logran una satisfacción sexual mutua es la falta de diálogo. Durante siglos, la sexualidad ha estado dominada por una visión centrada en el placer masculino, donde la culminación del acto sexual solía asociarse exclusivamente con el orgasmo del hombre. Aunque hoy en día hay mayor conciencia sobre la importancia del placer compartido, Fortuny y Lamberti advierten que todavía hay muchas parejas atrapadas en dinámicas desiguales, donde uno de los dos siente que sus necesidades no son realmente tenidas en cuenta.
El problema, explican, no es solo físico, sino también emocional. Cuando no se habla de deseos, expectativas o insatisfacciones, se abre una brecha que puede volverse irreconciliable. Muchas parejas evitan estas conversaciones por vergüenza, miedo a herir al otro o simplemente porque nunca han aprendido a hablar de sexo de manera abierta. Sin embargo, el silencio solo agrava el problema. Para nuestros coaches, la comunicación es la clave para construir una sexualidad en la que ambas partes se sientan valoradas y satisfechas.
Fortuny y Lamberti proponen un cambio de enfoque: en lugar de pensar en el sexo como una meta (donde el orgasmo es el único objetivo), verlo como un espacio de exploración, disfrute y conexión. Esto implica cambiar el ritmo, prestar más atención a las señales del otro y entender que el placer no se mide en tiempos o en números, sino en la calidad del encuentro.
En definitiva, nuestros expertos nos recuerdan que la satisfacción en la intimidad no es cuestión de biología, sino de entendimiento. Si una pareja no habla de lo que le gusta, de lo que necesita o de lo que le preocupa, es difícil que ambos encuentren un equilibrio. La sexualidad compartida no debe ser un acto mecánico ni unilateral, sino un diálogo continuo donde el placer sea un derecho mutuo, no un privilegio para uno solo.
Es Coach la SER. Sexualidad, el equilibrio entre dos
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Mentes dispersas: la dificultad de enfocarnos en un mundo hiperestimulante
En este nuevo episodio de Es Coach en la SER, Bernat Fortuny y Carola Lamberti abordan un problema cada vez más presente en nuestra sociedad: la dificultad para enfocar nuestra atención. Inspirados en el libro Mentes dispersas del doctor Gabor Maté, nuestros expertos reflexionan sobre cómo la sobrecarga de información y estímulos está afectando nuestra capacidad de concentración y, en consecuencia, nuestra forma de vivir y participar en sociedad.
Vivimos en un mundo donde las notificaciones constantes, las redes sociales y la inmediatez han cambiado por completo la forma en que procesamos la información. Según Fortuny y Lamberti, toda una generación de jóvenes se enfrenta a una especie de “bombardeo sensorial” que dificulta su capacidad de enfocarse en una tarea concreta. Ya no se trata solo de distracción ocasional, sino de un patrón de atención fragmentada que puede tener consecuencias serias en el aprendizaje, el rendimiento laboral y, sobre todo, en el bienestar emocional.
El problema, explican nuestros coaches, es que el cerebro no está diseñado para procesar tantos estímulos a la vez sin pagar un precio. Esta hiperconectividad genera fatiga mental, impaciencia y una menor tolerancia a la frustración. Además, la constante necesidad de cambio y novedad refuerza hábitos de consumo rápido de información, impidiendo una reflexión profunda sobre lo que leemos, vemos o experimentamos. Como resultado, muchas personas sienten que no pueden disfrutar del presente, que pierden el hilo de sus conversaciones o que les cuesta avanzar en proyectos a largo plazo.
Pero, ¿cómo combatir esta dispersión en una sociedad que nos empuja a ella? Fortuny y Lamberti proponen algunas estrategias clave: aprender a desconectar de los dispositivos digitales en ciertos momentos del día, practicar la atención plena (mindfulness), establecer tiempos específicos para el consumo de información y, sobre todo, recuperar la capacidad de hacer una sola cosa a la vez sin la necesidad de estímulos constantes.
Nuestros expertos insisten en que la capacidad de enfocarnos es una habilidad que podemos entrenar, y que hacerlo nos permitirá no solo ser más productivos, sino también disfrutar más de nuestras relaciones, de nuestro tiempo libre y de la vida en general. En definitiva, si queremos recuperar nuestra atención, debemos tomar conciencia de cómo estamos consumiendo la información y aprender a gestionar nuestro entorno en lugar de dejarnos arrastrar por él.
Es Coach la SER. Mentes dispersas
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Exigencia vs. excelencia: el equilibrio para una vida plena
En este nuevo episodio de Es Coach en la SER, Bernat Fortuny y Carola Lamberti nos invitan a reflexionar sobre dos conceptos que, aunque suelen confundirse, tienen significados muy distintos: exigencia y excelencia. Mientras que la exigencia puede llevarnos a una presión constante e insatisfacción, la excelencia nos permite crecer y superarnos sin perder el equilibrio. Pero, ¿cómo diferenciarlas y aplicarlas correctamente en nuestra vida diaria?
La exigencia, explican nuestros expertos, suele estar impulsada por la necesidad de cumplir expectativas (propias o ajenas) de manera rígida y sin margen de error. Las personas excesivamente exigentes tienden a autoimponerse estándares inalcanzables, lo que las lleva a vivir con estrés, ansiedad y una sensación permanente de que nunca es suficiente. Este perfeccionismo mal gestionado no solo afecta la autoestima, sino que también genera frustración e incluso paralización ante el miedo al fracaso.
Por otro lado, la excelencia es una actitud que nos impulsa a dar lo mejor de nosotros mismos, pero desde una perspectiva más saludable. Fortuny y Lamberti destacan que la excelencia no significa ser perfecto, sino comprometerse con la mejora continua, aprendiendo tanto de los logros como de los errores. La diferencia clave está en que, mientras la exigencia se basa en la autocrítica y el miedo al fallo, la excelencia se enfoca en el aprendizaje y el crecimiento personal.
En la vida diaria, esta distinción se manifiesta en muchos ámbitos: en el trabajo, en el deporte, en las relaciones y en nuestros propios proyectos. Alguien que busca la excelencia se permite celebrar sus avances y ajustar su camino cuando es necesario, mientras que quien se rige por la exigencia desmedida suele desvalorizar sus logros y castigarse por cualquier desvío de su plan inicial.
Para encontrar un equilibrio entre ambos conceptos, Fortuny y Lamberti aconsejan practicar la autocompasión, establecer metas realistas y aprender a reconocer cuándo la autoexigencia deja de ser un motor de mejora para convertirse en un obstáculo. Recordemos que la excelencia nos invita a avanzar con motivación, mientras que la exigencia extrema nos puede llevar al agotamiento y la insatisfacción permanente.
Así que la pregunta clave es: ¿estamos persiguiendo la excelencia o nos estamos exigiendo en exceso? La respuesta puede marcar la diferencia entre una vida llena de aprendizaje y crecimiento, o una marcada por la frustración y el desgaste.
Es Coach la SER. Exigencia, excelencia
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Luis Soler
Desde los 14 años está en antena. Lo que empezó como un juego se convirtió en una pasión. Sus estudios...