El Govern pone en marcha una campaña de promoción para concienciar de la necesidad de consumir producto local de cordero de Baleares. Se quiere aprovechar la tradición de las empanadas de carne o «panades» típicas de Semana Santa para insistir en la importancia de que el consumidor elija la producción propia del archipiélago y que no sea carne de cordero importada. Un sector cárnico que atraviesa una crisis: en los últimos años acumula descensos en la producción con cifras que van entre el uno y el dos por ciento. Así lo asegura el director general de Agricultura y Ganadería, Fernando Fernández. El consumo medio por habitante al año es de 1,7 kilos en Baleares, cifras ligeramente superiores a la media nacional, que está en 1,6. La presidenta de cooperativas agroalimentarias de Baleares, Jerónima Bonafé, lamenta que la tendencia de las ventas es que cada año se reduzcan por un descenso en el consumo. El principal problema es la dificultad a la hora de diferenciar el producto local de una carne importada. El productor de las Islas recibe 7 euros por cada kilo, mientras que de Nueva Zelanda, el principal país importador de carne de cordero, el productor cobra 3 euros. Sin embargo, el cliente acaba pagando el mismo precio cuando va al supermercado o a la carnicería: entre los 13 y 16 euros el kilo. El presidente de la cooperativa pagesa de Pollença, Martí Solivellas, insiste en la importancia de consumir producto local. Aseguran que en ocasiones es difícil tener la certeza que la carne de cordero es importada o de las Islas.