Pagar impuestos
El comentario de Ana Castaño en 'La Ventana de Asturias' (17/06/22)
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Gijón
Acabo de presentar mi declaración de la renta. Sale a pagar, así que como pueden suponer no estoy especialmente entusiasmada. A mí, supongo que igual que a ustedes, no me gusta pagar impuestos. Lo hago todos los meses mediante descuento en nómina, anualmente cuando abono el IBI y, también, lo hice cuando al fallecer mi madre liquidé el impuesto de sucesiones –por cierto sin que ello significara mi ruina, como algunos exagerados no dejan de repetir-
Pago impuestos sin entusiasmo, pero convencida de que es la única manera de que podamos disfrutar de un cierto nivel de bienestar. Si quiero ser atendida cuando enfermo, si espero que la basura que deposito en el contenedor sea recogida, si confío en que el sistema de protección social ampare a aquellas personas que no cuentan con recursos, si deseo que niños/as tengan plaza en una escuela pública a partir de los 3 años o que la enseñanza superior no sea un espacio al alcance de unos pocos…. Sé que debo colaborar en el sostenimiento de estos servicios.
No me dejo embaucar por los discursos que abogan por la bajada de impuestos; porque cada vez que ha sido así, los que más tienen han visto considerablemente reducida su carga impositiva, mientras en los tramos más bajos de la renta, el descenso apenas si se ha notado y con el agravante, además, de que la rebaja ha tenido como consecuencia, la merma de los recursos destinados a servicios como sanidad o educación. Mientras en el mejor de los casos, se deja de pagar unos pocos euros, se deterioran los servicios públicos y se suprimen prestaciones, de modo que para la mayoría de la población la rebaja resulta ser un muy mal negocio.
Apenas llegada la democracia allá por el 78, el Ministerio de Hacienda presentaba la primera campaña de la renta con la frase: Hacienda somos todos. Con el tiempo se ha comprobado que no era exactamente así. Algunos, los más, somos hacienda, mientras otros precisamente los que más tienen eluden sus obligaciones.
El natural cabreo que esto genera, no debería hacernos que olvidar que es necesario pagar impuestos.
Y que es imprescindible que todos lo hagan.