Gobernar
El comentario de Ana Castaño en 'La Ventana de Asturias' (03/06/22)
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Asturias
Nunca, al menos en el espacio temporal que yo he conocido, ha habido tanta crispación en la vida política, jamás los datos, los razonamientos, los argumentos han tenido menos importancia y la exageración, la mentira, los gritos, la víscera han estado tan presentes en el discurso de nuestros representantes.
Mientras esto sucede, paradoja de estos tiempos convulsos, se escuchan -a veces de los mismos que adoptan estos comportamientos - llamadas a la participación y al consenso.
Me parece que en muchas ocasiones estas llamadas son solo palabras huecas con las que se pretende quedar bien, enmascarar la ausencia de ideas o proyecto, o evitar tomar posición en torno a asuntos conflictivos.
Por supuesto que en el diseño de proyectos y en la toma de decisiones se debe contar con la máxima participación, que es necesario explicar hasta la saciedad las razones y motivos de la adopción de las decisiones, que cuando se aprueba una medida concreta se debe tener en cuenta a las personas implicadas y que es deseable que se conciten los mayores acuerdos posibles.
Posibles… esa es la cuestión. Hay asuntos en los que el consenso es prácticamente imposible. Vayan algunos ejemplos: Cuando se aprobó la ley de matrimonio igualitario ¿Se pudo hablar con el PP? ¿Hubiéramos estamos las feministas dispuestas a que se pactara una ley de aborto que no recociera nuestro derecho a decidir? ¿Creen que era posible el consenso sobre la prohibición de fumar? ¿A qué acuerdos se puede llegar con los que partidarios de que el coche sea el protagonista absoluto de la movilidad en nuestras ciudades?
Dialogo, consenso, acuerdo, me gustan los términos pero conviene no engañarse y sobre todo no engañar. Cuando la ciudadanía expresa su voluntad en la elecciones elige entre las diferentes opciones y programas que se presentan, y aquellos partidos y personas sobre los que recae la acción de gobierno tienen la obligación de hacer precisamente eso: Gobernar; escuchado y prestando atención a la opinión ciudadana, pero actuando de acuerdo con su programa, con coherencia, visión de futuro y, por qué no decirlo, con al menos cierta valentía.