Algo no va bien
El comentario de Ana Castaño en 'La Ventana de Asturias' (27/05/22)
01:58
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1653666354231/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Asturias
Algo no va bien en el sistema público de servicios sociales. Las necesidades de las personas crecen y el sistema no es capaz de dar respuesta eficiente.
Esto se debe a razones diversas que no se pueden abordar en este breve comentario, así que me voy a referir solo a una de ellas, la atomización de la atención a las necesidades en un complejo conjunto de prestaciones y ayudas: teleasistencia, atención a domicilio, ayudas para gastos de energía, de comedor escolar o para el alquiler de vivienda…. todas ellas requieren que, en cada ocasión, se presente solicitud y se aporte documentación para acreditar la capacidad económica, las personas solicitantes se ven sometidas a controles exhaustivos y el personal que trabaja en los servicios sociales tiene que consumir gran parte de su tiempo en la mera comprobación del cumplimiento de los requisitos.
Mientras las personas se desesperan, la maquinaria administrativa se mueve muy lentamente, impasible ante las necesidades de éstas. De manera que con demasiada frecuencia son las entidades del tercer sector las encargadas de dar respuesta inmediata a las demandas.
Para cambiar esta realidad no basta con más recursos económicos o más personal, me temo que solo con esto la situación no mejorara, o no lo hará de manera verdaderamente apreciable. El problema es más complejo y la solución no es fácil.
Tal vez sea tiempo de apostar por una prestación que cubra de verdad las necesidades básicas de la población y, mientras esta no llegue, se debería reformular este modelo de ayudas parciales que van paliando necesidades concretas y, desde luego, moderar el celo en el control de la población perceptora –que grandes defraudares no son los solicitantes de las ayudas económicas- , además de adecuar los tiempos y procedimientos administrativos a las personas.
Si no cambian las cosas se corre el peligro de que cada vez aumente más la distancia entre el mundo “oficial” el de la administración y el mundo ”real” en el que viven las personas que precisan de la acción protectora del estado.