Trabajar sin miedo
Es lo que piden los profesionales sanitarios. Cada 10 horas se produce una agresión física o verbal. En 2017 se creó la figura del interlocutor policial sanitario para dar respuesta a estas situaciones

Hoy por Hoy Zaragoza y el interlocutor policial sanitario (18/03/25)
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Zaragoza
En 2024, el número de agresiones creció un 10%. Las agresiones a profesionales sanitarios son un grave problema, que no sólo daña al médico, enfermera o trabajador sanitario, sino que afecta a la relación con los pacientes y deteriora el funcionamiento de los servicios sanitarios. En 2009, se creó el Observatorio de Nacional de Agresiones a Sanitarios, una plataforma para estudiar el problema y coordinar acciones y en 2017 se abrió un nuevo escenario, con la colaboración de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado: El Ministerio del Interior crea el Interlocutor Policial Nacional Sanitario para frenar las agresiones.
Como explica Adolfo Barcelona, inspector de la Policía Nacional e interlocutor sanitario, lo importante es la "tolerancia cero a las agresiones" y "si estas se producen, ya sea de forma verbal o física, denunciar para que no queden silenciadas" porque lo único que estamos propiciando, si no denunciamos, es que "el autor ve reforzada su conducta y reincida". Señala que "yo siempre hago un símil con las agresiones y lo comparo con un iceberg, en la punta vemos las agresiones sanitarias visibles, lo que se denuncia, y debajo tenemos todo un mundo de agresiones que no se ven porque no se han denunciado".
A través del análisis de todos los casos denunciados, se han determinado unas pequeñas pautas preventivas de actuación para que todos los colectivos sanitarios minimicen los riesgos en el entorno laboral y sobre todo puedan reconducir estas situaciones violentas. "Es muy importante estar preparado y al final tiene que ser una preparación mental para que si llega el día que sufran por desgracia una agresión, se quede en un hecho aislado y no se desborde, no tenga unas consecuencias indeseables futuras como puede ser ansiedad, estrés...".
En cuanto al perfil del agresor, hablamos de "varones, entre los 36 y 55 años, cuyas víctimas suelen ser mujeres, también de esa franja de edad". Una vez que se ha producido la agresión "hay que llamar al 091 o activar la aplicación AlerCops", y luego se hace un seguimiento individualizado por parte del interlocutor sanitario donde se le va a "informar de todos los trámites burocráticos y judiciales que tiene que llevar a cabo al que le seguirá un proceso judicial largo".
¿Somos más violentos?
Ángel Fatás, psicólogo, lleva 14 años especializado estos asuntos y en este tiempo ha visto como se ha producido "un incremento de determinadas conductas violentas". Lo cierto es que el nivel de tolerancia a este tipo de comportamientos cada vez es menor, pero también hay una presión asistencial en atención primaria y en algunos puntos de atención continuada y urgencia, que no ayuda.
Señala Fatás que ante este tipo de situaciones violencias lo primero que les dicen a los profesionales " es que esta es una actividad de riesgo, algo que parece una obviedad, pero no lo es, tienes que prepararte porque en algún momento de tu vida profesional es probable que te ocurra". Si tienen la desgracia de que así sea "han de mantener el control, porque si lo pierden es muy probable que tomen malas decisiones o empeoren el proceso que están viviendo".
Tras esto, hay todo un proceso de acompañamiento porque hay "algunas situaciones que son especialmente traumáticas y requieren de una atención y de un cuidado mucho mayor con unas bajas que son bastante prolongadas".