La alcaldesa de Huesca paga, un año más, el céntimo de euro simbólico a las Miguelas
La tradición se remonta a 1983 por la cesión a la ciudad de una plaza junto al templo
La alcaldesa de Huesca y la superiora de las Miguelas, firmando el acta del pago simbólico
Huesca
Como cada 29 de septiembre, festividad del arcángel San Miguel, el Ayuntamiento de Hueca ha cumplido con la tradición de pagar un céntimo de euro a las Miguelas. Es un pago simbólico por la cesión de parte de los terrenos del convento, la plaza junto al templo, para uso de la ciudad. El acto ha sido protagonizado por la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, y la superiora de las Miguelas.
Las Monjas carmelitas del Monasterio de la Encarnación (conocido como convento de las Miguelas) ha celebrado a las 12 de la mañana una misa solemne, concelebrada por los sacerdotes Santiago Villacampa y José Antonio Iguácel. A su término, se celebraba el acto de entrega del céntimo, tras lo que la alcaldesa visitaba el convento.
Acta de entrega del céntimo simbólico
Acta de entrega del céntimo simbólico
Hay que recordar que, antes del año 2000, lo que se pagaba era una peseta. Desde la entrada en vigor del euro es un céntimo, porque es la pieza de moneda más pequeña, de ahí el carácter simbólico del contrato de cesión. Todas las pesetas y los céntimos que han recibido las Miguelas desde 1983 se han guardado en el archivo del convento junto a los contratos.
El alquiler que se deriva de ese convenio contempla la cesión de la plaza anexa al edificio, que desde hace muchos años es de uso público, aunque se trate de una propiedad privada del convento.
Esta tradición, que se materializa el día de San Miguel, ha sido mantenida con el paso de los años por los sucesivos alcaldes de Huesca. Comenzó con Enrique Sánchez Carrasco, y le siguieron Luis Acín, José Luis Rubió, Fernando Elboj, Luis Felipe, Ana Alós, Luis Felipe, y ahora la alcaldesa Lorena Orduna.
El arrendamiento fruto del convenio contempla la cesión de una plaza anexa que, hace unos 40 años, es de uso público, aunque se trate de una propiedad privada del convento. En su día, también se cedieron los alrededores, como parte del espacio necesario para construir la rotonda que regula el tráfico en el cruce de la Ronda Montearagón, la calle Joaquín Costa y la antigua carretera de Jaca.
