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Los policías relatan los castigos de la niña Laia: "Colgada de un gancho y con cara de pánico"

El juicio al madre de la niña y su expareja por la presunta muerte de la menor continúa en la Audiencia Provincial de Zaragoza

El juicio se está celebrando en la Audiencia Provincial de Zaragoza / RADIO ZARAGOZA

El juicio se está celebrando en la Audiencia Provincial de Zaragoza

Zaragoza

"Colgada de un gancho y con cara de pánico". Ejemplo de castigos, según ha defendido la Policía, a los que era sometida la niña Laia de 2 años de edad. La madre y su expareja están acusados de asesinato de la menor en enero de 2021 en el barrio del Picarral de Zaragoza. Los agentes solo sitúan a los acusados como responsable de las lesiones que acabaron con la pequeña.

Con "lágrimas de cocodrilo". Así ha descrito a la madre de la niña un vecino que acudió al auxilio de la pequeña. "Estaba amoratada, mojada y con los ojos apagados", ha explicado el vecino. Intentó reanimarla pero ya era tarde. Según le dijeron los servicios médicos porque "ya llevaba tiempo muerta".

"Como si hubiera sido centrifugada"

El jefe del grupo de Homicidios de la Policía Nacional encontró a la menor, según ha declarado, "como si hubiera sido centrifugada". Y que si al principio se incluyó a los padres como testigos al repetir que la menor había tenido un accidente, pronto pasaron a ser investigados.

"A raíz de la autopsia determinamos que la niña presentaba unas lesiones que no se las podían haber hecho más que sus padres", ha continuado durante su intervención ante el juez.

Durante la inspección ocular, un policía observó un cargador de móvil en una cocinita de juguete. Las piezas les comenzaron a encajar. "Muchas de las lesiones que observamos en la autopsia coincidían con las clavijas de ese enchufe", ha añadido este agente.

Los agentes dicen no haber visto nada igual

El intercambio de mensajes entre los acusados también fue clave para detenerlos. Los agentes los han calificado de "impactantes" y que "no habían visto nada igual". Una de ellas, previa a la muerte de la niña, el acusado envió una foto de la menor colgada de un gancho de la pared a dos metros.

"Aparece colgada de una pared en una escarpia a modo de castigo. Esto no era un juego, la cara del pánico es terrible. Es una de las fotos más terribles que hemos podido ver", continuaba.

El intercambio de fotos de los castigos, según los investigadores, era algo común. Y se respondía muchas veces con risas, según explican.

Mañana continúa el juicio con la declaración de los forenses. Piden para ambos prisión permanente revisable.

 
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