Año marcado por los altos costes de producción y la climatología ensombrecen los precios agropecuarios, según ASAJA
Las críticas también se extienden a la PAC, a la digitalización que exige la administración y al poco presupuesto de la DGA
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José Fernando Luna y Ángel Samper, en la presentación del balance de ASAJA
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Huesca
La organización agraria ASAJA ha realizado el resumen agrícola del año que termina. Consideran que es un año en el que han jugado un papel importante la producción, los costes de producción, ambos malos, y el precio final, que ha sido bueno, pero los lastres anteriores han perjudicado el rendimiento final.
José Fernando Luna, presidente de ASAJA Huesca, la producción ha estado muy influida por las heladas en el sector frutícola, la vid y el olivo; por el fuerte calor de mayo en el cereal, y por la falta de agua en los cultivos de regadío, sobre todo para no emprender segundas cosechas.
Los costes de producción han acusado la falta de materias primas y los altos costes. Ponen el ejemplo de que, en fertilizantes, se ha pasado de pagar 250 euros por tonelada, a 800 o 1000 euros por tonelada. Y en cuanto a los precios, han sido buenos, pero el rendimiento económico ha sido malo.
En cuanto al agua, el cupo de 5.000 m3/ha que concedió Riegos del Alto Aragón, debido a la sequía, no ha permitido desarrollar muchos cultivos al 100%. A ello se unen los altísimos costes de la energía, que lastra mucho el rendimiento.
Críticas también para la enorme burocracia que conlleva la PAC, y que ante Estados Unidos y China, que potencian su producción, Europa sigue con una política de jardín.
El secretario general de ASAJA Huesca, Ángel Samper, criticaba duramente a la PAC, que va contra productores y consumidores, y a la Administración, comparando lo que el Gobierno de Aragón destina al sector agrícola hoy en sus presupuestos generales, frente a lo que destinaba en 2014.
Recuerda que los presupuestos autonómicos de este año prevén 8.000 millones de euros de los que para el sector agrario solo hay 30. Unas cifras que contrastan con el año 2014, cuando había 4.500 millones de presupuesto y 60 millones, el doble, eran para el mundo de la agricultura y ganadería y para el PDR (plan de desarrollo rural). Considera que esto es una “monumental tomadura de pelo”.
Samper también denuncia la imposición de la digitalización, que llega a pasos agigantados, mientras que los programas de las administraciones públicas son chapuceros y no permiten avanzar.