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El riesgo de suicido entre los adolescentes pone en alerta a los institutos

El aumento de trastornos mentales obliga a que los centros educativos aprendan cómo actuar, por ejemplo, ante un posible caso de suicidio. Son programas necesarios y así lo demuestran las cifras: en el instituto Reyes Católicos de Ejea, este protocolo se ha activado 6 veces desde su creación el año pasado

Close up of young woman struggling from mental breakdown / ArtistGNDphotography

Close up of young woman struggling from mental breakdown

Ejea /Tarazona

Desde los colegios tienen que saber qué hacer y cómo actuar, por ejemplo, ante un posible caso de suicidio. Laura López, orientadora en el colegio Mamés Esperabé de Ejea explica que "tenemos una hoja con unos indicadores para que los profesores puedan anotar cambios emocionales, cambios en su forma de ser..." y "nos indican también que puedan estar viviendo una situación más problemática, pues de ansiedad, de estrés...".

Hay que estar alerta y ante cualquier sospecha, el siguiente paso es hablar con la familia y plantear una consulta en Salud Mental. Algo cada vez más habitual tras la pandemia que les ha obligado a aprender rápido.

Protocolo de Prevención del suicidio

Según Primi Alcusón, coordinadora del protocolo de ideación suicida del Instituto Reyes Católicos de Ejea, "en el momento en el que un profesor detecta un posible caso rellena un anexo que nos hace llegar a la comisión del protocolo". Es entonces cuando se valora el caso y se pide información al resto del equipo docente.

Una estrategia que nació el año pasado y que involucra a todo el equipo docente del centro. Pero no es el único, también se complementa con otros programas más antiguos como el Plan de Convivencia, el de tutorías individualizadas o el de compañeros ayudantes. En este instituto han tenido que activar el protocolo de prevención suicida 6 veces desde su creación el año pasado.

Salud mental en los pueblos

En el medio rural la cercanía entre profesionales de la salud, educativos y servicios asistenciales facilita y aligera los pronósticos y tratamientos. Aún así, falta personal. Lo reclaman desde la Unidad de Salud Mental de Tarazona, donde también se detecta un aumento de los casos pero no así de los profesionales para tratarlos. Alba Quílez sicóloga en esta unidad señala que "claramente es a más, cada vez tenemos más demanda, cada vez llegan más pacientes y más usuarios" y por ello "las listas de espera están creciendo, no hay profesionales ni la plantilla necesaria".

En el caso de la comarca del Moncayo, la cercanía y colaboración entre servicios sociales, departamentos de orientación de centros educativos, unidad de salud mental y centro sicosocial, favorece la atención al paciente. Pero aún, insisten, se necesita más personal aunque ayuda el trabajo en equipo, "pero es complicado, porque si no hay más personal que ayude dentro de la salud mental, si no contratan más profesionales la atención termina siendo deficiente".

 
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