¡A los barrios, a los barrios!
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre la necesidad de redescubrir zonas de Sevilla no afectadas por la era de los excesos

Carlos Navarro Antolín: ¡A los barrios, a los barrios!
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Sevilla
Nada peor que instalarnos en el bucle de la queja. ¿Que el centro está invadido por un turismo con efectos depredadores hasta en días de borrascas? Pues vayamos a los barrios. Los barrios también son Sevilla, ¡y de qué nivel!, aunque no les llegue la sombra de la palma de la Giralda ni las calles cuenten con un firme de adoquines.
Los barrios son más que nunca la Sevilla de toda la vida. La más parecida a un pueblo, donde las parroquias son el centro cívico con cofradía, las tabernas conservan las listas de tapas de toda la vida y muchos vecinos se tratan con una familiaridad cultivada en el día a día.
Los barrios son un tesoro. Son dignos de paseo. ¿O no es agradable disfrutar de una caminata por el arrabal de San Bernardo, el Tiro de Línea, el Cerro, el Tardón, el Barrio León, el Porvenir…? Y no olvidemos la muchísima Sevilla genuina que hay en el Este. Del Este llegó un gran Papa de la Iglesia, y en el Este de Sevilla está la gran población que hace la ciudad cada día.
En la joya de los barrios no hay tataki, sino carne con tomate. No hay maletas con ruedas, sino carros de la compra. No hay canónigos, sino curas obreros. No hay monumentos catalogados, sino esa autenticidad que es patrimonio inmaterial.
La ciudad del siglo XXI no ha perdido alma, la tiene conservada en los barrios. Nunca fallan y son guardianes de la ciudad no invadida. Los barrios son Sevilla con sevillanos.