La 'industria turística'

Sevilla

No es la primera vez que oigo algo parecido: "Industria turística" .También lo dice Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta. Y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. "Industria turística".

Es verdad que diccionario en mano, lo es. Quinta definición de "industria": "Negocio o actividad económica".

Pero sigue sin encajar en esa idea de industria que remite a tejido empresarial fuerte, a grandes empresas tractoras, a buenas condiciones laborales —vinculadas a su vez a una elevada afiliación sindical—, a estabilidad, a exportación, a investigación...

El INE, el Instituto Nacional de Estadística, divide la economía en cuatro sectores: agricultura, construcción, servicios e industria. Si el turismo fuera una industria-industria, no tendríamos solo —como tenemos— un 9,2% de ocupados en el sector industrial, frente a un 13,3% en España.

Decir que Andalucía es una "potencia turística", como a menudo se escucha, o insistir en el carácter industrial del turismo, llama al equívoco. Es más, dificulta un diagnóstico certero sobre los porqués del atraso comparado de Andalucía en algunos indicadores clave.

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¿Andalucía es "una potencia de la industria turística", cuando ni las grandes aerolíneas, ni las grandes cadenas hoteleras, ni las grandes plataformas digitales son andaluzas?

Por supuesto que muchos trabajadores andaluces que se ganan la vida con el turismo, por supuesto que hay multitud de empresas dedicadas a esta actividad, por supuesto que el sector merece atención y respeto. Y es injusta esa caricatura de una economía andaluza de servidores de tapas y cervezas.

Andalucía es mucho más que eso. Y el sector turístico es mucho más que eso.

Pero es peligroso aceptar que el turismo es "nuestra principal industria", como también lo es excluir sus limitaciones del examen de las deficiencias de nuestra economía, o minimizar la importancia sus impactos negativos.

Para empezar, sobre el precio de la vivienda.