Pandemia y familia, miedo y amor: todo cabe en el nuevo poemario de Martín Paredes
Publicado por Ediciones Rilke, el poeta jiennense hace suyo el universo familiar y lo traslada al verso con la resolución del que sabe lo que hace y cómo debe hacerlo para ser directo e introvertido al mismo tiempo

Martín Lorenzo Paredes Aparicio, escritor y poeta, en las instalaciones de Radio Jaén Cadena SER. / Radio Jaén

Jaén
Pandemia y familia, miedo y amor: todo cabe en el nuevo poemario de Martín Paredes. Publicado por Ediciones Rilke, en ‘Vivir en tu invierno’ el poeta jiennense hace suyo el universo familiar y lo traslada al verso con la resolución del que sabe lo que hace y cómo debe hacerlo para ser directo e introvertido al mismo tiempo. Son 90 páginas, y en ellas, Paredes te ata de forma indisoluble a un conjunto de poemas correlacionados que se clavan en el interior de tu pecho, arrastrándote en su corriente para acabar varado en la orilla del miedo y la incertidumbre sufridos durante los años del COVID. Pero también, esa orilla es una carta de amor, la más bella que pueda escribirse, y que está dirigida a su esposa, Natalia, y a sus hijas Julia y Emma.
Aunque la tonalidad principal del poemario ‘Vivir en tu invierno’ se tamiza principalmente a través del verso libre, también es cierto que en algunas ocasiones se atreve con la métrica clásica pero no rimada, como en el poema número XXXVIII (pues la mayoría de ellos son numerados y sin título) donde el poeta advierte: “Cae la noche; domina el silencio. Un verso nace perdido del poema”, construyendo de forma magistral un soneto bellamente atípico. Igualmente lo hace un par de poemas antes, cuando canta: “De infortunio las tardes se oscurecen. Y la luz se pierde por los quebrados de los montes partidos por los valles”.
Tras atravesar las primeras páginas del poemario, protagonizadas por el efectivo prólogo que firma José Domingo Lanzas Martínez, nos encontramos con una prosa poética rotulada ‘Camino’ que nos sirve para llegar al que, a juicio de este redactor, es la gran obra maestra de ‘Vivir en tu invierno’. Me refiero al poema ‘Natalia’, dedicado a su esposa, y que es un auténtico homenaje al personal de enfermería que arriesgó su vida por todos nosotros y nosotras durante el tiempo de pandemia. Natalia trabaja en el Hospital de Día, nada menos que en la sala de quimioterapia. Un lugar donde la tristeza y la desesperanza (dos invitados habituales, por cierto, en la poesía desde tiempos inmemoriales) se dan de la mano. En ese poema, Martín Paredes le reza, casi de rodillas, una oración sagrada: “Eres la luz, de las noches espejo. Eres la nada, lo claro, la ausencia”.

'Vivir en tu invierno', de Martín Lorenzo Paredes Aparicio. / Radio Jaén

'Vivir en tu invierno', de Martín Lorenzo Paredes Aparicio. / Radio Jaén
Martín Paredes atraviesa en sus páginas el ‘Solsticio’, la ‘Candelaria’ y la ‘Ostara’, las secciones en las que se divide ‘Vivir en tu invierno’, para llegar finalmente a un conjunto de poemas dedicados a Julia y Emma, sus hijas. Todo ello en un libro donde el autor alcanza la excelencia tras sus anteriores ‘Versos de vida y alma’, “La voz de los callados’, ‘Siete cruces y un nazareno’, ‘Nana a una madre’, ‘Crónicas y cuentos del Lagarto de Jaén’ y ‘Mirando al este’. Este nuevo poemario de Martín Lorenzo Paredes Aparicio culmina, en su contraportada, con un brillante texto firmado por el también poeta y escritor jiennense, Fernando Miras.
En conclusión, ‘Vivir en tu invierno’ te deja con el alma partida en dos, sajada de bisturí justo en la mitad del pecho. Por un lado, se encuentra una mitad sumida en el caos, el miedo, la incertidumbre, los desvelos, el trabajo desmedido de los sanitarios (a los que ahora no se les reconoce lo arriesgado), la pólvora de una lágrima a punto de nacer o el temor a la muerte que nos provocó la pandemia desde marzo de 2020. La otra mitad del alma se la lleva el amor incuestionable e inquebrantable por su familia, por Natalia, Emma y Julia, en las que el poeta apoya su verso como si de un bastón se tratara, y así poder seguir caminando en un mundo lleno de incongruencias, confusión y escasez de empatía. Y todo ello lo hace Paredes, sin rubor alguno, metiendo la mano dentro de su alma partida en dos y mostrando un corazón repleto de sí mismo.