El cura acusado de desviar 513.000 euros de la parroquia de Vejer declara que fue extorsionado cuando adoptó a un niño
"Yo tenía encomendada una misión, un deber, un encargo que cumplir como sacerdote: adoptar a un niño de Guinea Ecuatorial", señaló ante el juez

Parroquia del Divino Salvador de Vejer de la Frontera (Cádiz) / Geography Photos

Madrid
Esta semana se celebra en la Audiencia Provincial de Cádiz el juicio contra el sacerdote Antonio Casado por el desvío de 513.000 euros de la parroquia del Divino Salvador de Vejer entre los años 2014 y 2018. En concreto se investigan diferentes movimientos bancarios efectuados a su favor desde las cuentas de la iglesia porque, según su versión, estaba siendo extorsionado tras adoptar a un menor en Guinea Ecuatorial en 2007.
Antes de recalar en la parroquia de Vejer, en 2012, Casado había sido capellán en un orfanato en Guinea: "No me traje al niño por capricho, el cónsul me pidió una evacuación urgente del menor, puesto que estaba enfermo", recordaba en el juicio este lunes. Muchos años después, ya en España y con el menor ya inscrito como suyo en el Registro Civil de Chiclana, era el encargado de administrar los bienes de esa parroquia que calificó de "rica". Detalló que, cuando él llegó, ya había habilitadas hasta nueve cuentas corrientes, según recoge Diario de Cádiz.
"Me paralizó el miedo"
El sacerdote explicó ante el juez que recibió muchos e-mails que le pedían más dinero para el procedimiento adoptivo: "Me amenazaban con paralizarlo todo y me advertían que debía continuar pagando. Incluso en algunos de esos mails aparecían membretes que parecían oficiales, aunque después me percaté que eran falsos. Yo pensaba que si no pagaba, me quitaban al niño. Ese era mi miedo, que el niño retornase a Guinea, que acabase en un centro de menores o con los Servicios Sociales", relató Casado. El fiscal resumió lo ocurrido: "Sacó cantidades enormes para un asunto que estaba ya resuelto. Le llamó la atención pero no puso objeciones. Usted es un hombre culto, pudo haber acudido a los juzgados o a los Servicios Sociales y preguntar por su caso".
El cura explicó que en aquel momento se asesoró con otros religiosos especializados en Derecho pero que le advirtieron que su adopción era irregular porque no existía un convenio marco de colaboración entre España y Marruecos. "Me paralizó el miedo y ni siquiera consulté si realmente esas cantidades estaban siendo destinadas al fin que yo pretendía. Ahora bien, mi obligación era proteger a un niño, aunque ahora asuma los errores que pude cometer. Siempre tuve la conciencia de hacerlo todo bien", sostuvo. Contó además que él perdió dos casas que heredó y que, en la actualidad, su patrimonio es cero.
La mujer que se hizo pasar por su pareja
En el caso hay una mujer procesada como cooperadora necesaria: Miguela Domingo. En los escritos de la preadopción, el curo y esta mujer están inscritos como pareja, sin hacer mención a su condición de sacerdote. Finalmente fue adoptado sólo por el párroco. Antonio Casado negó en rotundo esa supuesta connivencia y rechazó que desviara los fondos parroquiales para asegurar una vida "desahogada" a Miguela, al niño y a él mismo.
Hay transferencias desde las cuentas del religioso hacia las de la mujer. Ella lo justificaba explicando que le había prestado "mucho dinero" para ese proceso de adopción y reconocía que el dinero que le devolvió provenía de la parroquia. "Antonio me comentó que estaba siendo víctima de una extorsión, entonces yo le recomendé que denunciara", declaró.
La Fiscalía pide 8 años de prisión y el reintegro de la suma supuestamente sustraída para él y una pena de seis años de cárcel para ella.