Sucesión de borrascas
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre la necesidad de valorar los días de lluvias y dejar los lamentos de amargura
Carlos Navarro Antolín: Sucesión de borrascas
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Sevilla
El delegado de la Aemet anuncia cuatro nuevas borrascas. No se instalen en la queja por los días de lluvia. Vienen más. Hagan bromas sobre cómo tender la ropa y los cursos de manejo de paraguas. El buen humor es el lubricante de la vida cotidiana. Pero no protesten.
El consejero de Agricultura, Pesca y Agua de la Junta de Andalucía, Ramón Fernández Pacheco, ha hablado alto y claro: la lluvia es una bendición. Dejen muchos la amargura y el lamento avinagrado, ya saldrá el sol. Dejen de diseñar un mundo a la carta, ajustado a sus necesidades y preferencias. La inteligencia es justo lo contrario. No es forzar, desear o suspirar. Es adaptarse, sacar el lado enormemente positivo y tener claro que el período de sequía, pese a todo, no ha concluido.
Llueve y nos molesta. Pero hay cuencas en Andalucía que no están ni al 40%. En la capital tenemos agua para el consumo humano de cinco años, pero hay otros consumos y otros lugares donde la situación no ha abandonado la alerta.
El agua es quizás uno de los tres temas más importantes de la agenda de cualquier gobierno andaluz. Deberíamos seguir la cultura árabe heredada de cuidar el agua como si fuera oro. Dejen que llueva, que llueva más. Solo hay que implorar para que las precipitaciones no rompan en una DANA como la valenciana. Aquello fue una tragedia. Lo nuestro de momento es una bendición.
