Pepe Asensio: Una Vida de Pasión y Dedicación al Fútbol
Un memorial que ha pasado a ser tradición para el CD Oriente
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El cartel del memorial a un histórico del fútbol almeriense.
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Pepe Asensio comenzó su vínculo con el fútbol desde temprana edad, jugando en el patio de su casa con una pelota de trapo. Su pasión por el deporte lo llevó a practicar paradas como portero, lanzando la pelota contra la pared.
A lo largo de su infancia, Pepe continuó con su formación académica como interno en el centro José Marín de Vélez Rubio, junto con sus hermanas Mari Carmen y Josefina. En ese tiempo, jugaba en el equipo del centro contra los equipos del pueblo, siempre desempeñando el papel de portero, un puesto que le apasionaba.
Inicios
Fue en ese centro educativo donde conoció a Amalia, la mujer que sería su esposa y madre de sus dos hijos, Tania y José Arturo. Juntos compartieron su amor por los deportes y solían disfrutar viendo los partidos del otro. Durante esos años, Pepe se interesó por otros deportes, como el balonmano, que en esa época gozaba de gran popularidad.
Su camino lo llevó de vuelta a Viator, donde siguió jugando al fútbol con sus amigos en el equipo local. Sin embargo, su vida dio un giro cuando su padre cambió de trabajo y la familia se mudó a Cartagena. En esa ciudad, Pepe tuvo la oportunidad de debutar como portero en el Cartagena. Lamentablemente, una lesión de hombro le impidió continuar en ese nivel, pero su amor por el fútbol no disminuyó.
De regreso en Viator, Pepe continuó activo en el fútbol local, jugando en el equipo del pueblo hasta llegar a la categoría de veteranos, donde alternaba entre el puesto de defensa y portero. Combinaba su afición por el fútbol con la de ver jugar a su hijo en el Oriente, a quien solía acompañar a sus partidos. Además, entrenó a los porteros de A.D. Los Ángeles, C D. Estrella azul y C.D. Oriente. Encontró un hueco en el cuerpo técnico de este último equipo, en el que su hijo también jugaba, y siguió allí hasta el final, incluso cuando su hijo dejó de jugar.
Aficiones
Más allá del fútbol, Pepe tenía otras grandes pasiones: su familia, que adoraba, y su trabajo en el centro ocupacional Javier Peña, donde era muy querido y respetado alumnos y compañeros.
Este viernes 28, todos aquellos que lo conocieron recuerdan a Pepe como un gran hombre, cuya partida dejó un vacío enorme en las vidas no sólo de sus seres queridos sino también de quienes lo conocieron. Pepe Asensio fue un pilar de apoyo para muchos, y su legado sigue vivo en los recuerdos y corazones de quienes tuvieron el privilegio de compartir algún tiempo con él.