Rubi traga con Lázaro

Cuando un Almería de Primera llegó a pagar 7 millones de euros por Lázaro Vinicius todo eran buenas sensaciones. Tenía solo 20 años y se hablaban maravillas desde su país que sabe vender bien a sus ‘jugadorazos’. Llegó para una plantilla de Primera División y apuntaba maneras pero el cambio de país y la adaptación llevaban con cautela el fichaje. No acabó de explotar y salvo meterle tres goles al Real Mallorca no se le recuerda otra hazaña más allá de meter un gol al Real Madrid en el Bernabéu. Todo los demás pasa a ser la triste historia de un fichaje fallido. Un futbolista anárquico que no transmite nada y se asocia menos. La pasada temporada se optaba por cederlo con opción de compra al Palmeiras pero el club brasileño lo tuvo un años natural y no pagó lo pactado al Almería y volvía a su club de origen.

En un mercado de invierno donde se buscaban tres futbolistas llegaron dos y uno de ellos era Lázaro al que se lo vendieron como fichaje a Rubi. Como si no lo conociera el catalán. Como hombre de club fue valiente y cargó con la pesada cruz consciente de que lo iba a levantar como al resto del vestuario pero Lázaro, como antes Appiah, es un fichaje frustrado y no queda otra que desprenderse del jugador porque se nota que no está a gusto en Almería.

Rubi ha tragado con Lázaro y le ha salido mal. Ya lo intentó también con Arvin Appiah pero no hubo manera. Lázaro no es el extremo que necesitaba el Almería y lo mejor es cederlo a otro club porque tiene contrato hasta 2028 y una elevada ficha. No es fácil encontrar una salida. Nadie puede reprochar al entrenador su interés por integrarlo en la dinámica de equipo pero Lázaro va por libre y no conecta con nadie. No tiene sitio en esta plantilla porque no pone de su parte.

Extremo

Mohamed El Assy y Joâo Gonçalves lo tuvieron claro a la hora de corresponder a su entrenador. Ese extremo que pedía iba a ser Lázaro con lo que se quitaban un ‘problemón’ de encima y se lo pasaban al técnico. Rubi siendo hombre de club se puso a trabajar con el brasileño que no ha dado señales de vida y cuando dale al campo desespera por su actitud pasiva y su falta de intensidad. No encaja en una plantilla diseñada para el ascenso y tras dos partidos de ‘regalo’ ha quedado claro que no es el extremo que se buscaba y su regreso no ha sido una buena noticia. Lleva el mismo camino que Appiah y su falta de acierto la paga con los compañeros. A Rubi le vendieron la burra.

Premio

Dentro de su plan de choque para poner el órbita a la plantilla del descenso contemplaba meter en cintura a un futbolista peculiar. Un jugador del que se dice tiene mucha calidad pero no se va de nadie. Dice Rubi que ìsa el área con detenimiento y más que rematar le cede la pelota al meta rival. Blando en la marca y impreciso en el desborde. Todo está por hacer en este futbolista de 7 millones que no aporta nada en el campo. Nada. Le ha regalado dos partidos el entrenador y los ha tirado a la basura. En Riazor jugó 80 minutos a nada y ante el Elche lo tuvo que sacar del campo porque ya le pitaba la afición por su falta de actitud. Un paquete en toda regla.

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División

Con lo que no contaba el entrenador del Almería era con el circo que le montó el brasileño en el campo por la disputa de una pelota en el borde del área con Luis Suárez. Se le fue la lengua y lanzó todo tipo de improperios al compañero ante el asombro de una afición que le empezó a pitar. El vestuario no entiende como se le han podido regalar dos partidos a este futbolista. Se ha creado división en el vestuario sobre la figura del brasileño. El entrenador lo ha intentado pero nadie puede llegar a la cabeza de un futbolista que ha sido un fiasco por mucho que lo intente Rubi.