Ante los bulos, periodismo

Córdoba

No me gusta hablar mucho de la profesión porque nos miramos demasiado el ombligo. Pero es necesario el periodismo en estos momentos de bulos.

Los "antisistema" dicen que los medios de comunicación, como institución, ocultan la verdad. Pero ellos hablan de una verdad que siempre va en contra de la razón y de lo que captan nuestros sentidos. Algo que nos puede llevar a dudar de todo y, por tanto, a no creer en nada. Y, por tanto, a odiar todo. Y, por tanto, a dar poder a los poseedores de esa verdad contra la razón que solo buscan eso, poder.

Las redes funcionan como un coche sin frenos y sin nadie al volante. Perfiles irreales menean nuestras frustraciones y miedos. Y, la verdad, como los actores de los sistemas democráticos no se pongan las pilas para ocuparse de lo verdaderamente importante, el poder del odio nos ahogará.

En estos días, en Palma del Río han crecido los mensajes en contra de la población migrante, especialmente la subsahariana, que cada año acude a trabajar a la campaña de cítricos. El Ayuntamiento y la subdelegación insisten: los últimos delitos han sido cometidos mayoritariamente por vecinos del pueblo, no hay ocupaciones, solo se ha denunciado un intento en este tiempo. Nadie ha muerto en los últimos días, frente a lo que circula en los grupos de chat. Pero la alarma social ya está ahí.

Y esas mechas se están prendiendo en barrios, pueblos y ciudades. Por eso, el periodismo debe servir de dique de contención de una desinformación que amenaza con acabar con nuestra convivencia. Con datos, información y responsabilidad.

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En esta deriva de odio hay ganadores, los líderes y partidos que no creen en la democracia. Qué pronto olvidamos. Habrá que trabajar por la memoria. Tenemos mucho que perder.