La emocionante carta de una viuda a los sanitarios que atendieron a su marido: “Ellos no lo saben…..Pero me han sostenido"
Rosario Cordón ha querido agradecer el trato al personal del Virgen del Rocío: “me iban curando el alma con su humanidad”
Sevilla
Francisco Cabrera Capitán falleció el pasado 12 de noviembre en Sevilla, a los 75 años. Nacido en Cádiz, fue muy reconocido por su labor como investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas, químico experto en contaminantes del suelo, formó parte del grupo que dirigió la limpieza y recuperación de la cuenca del Guadiamar que resultó contaminada con lodos y aguas tóxicas tras la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar en abril de 1.998.
Su mujer, Rosario Cordón Puerto, tras su muerte, ha querido hacer público su agradecimiento al personal del Hospital Virgen del Rocío que le trató hasta su muerte, por la especial sensibilidad y humanidad no sólo a su esposo, sino también a ella.
"Al final, no pudo ser.
A pesar de tanto empeño.
A pesar de que tantas personas se dejaron la piel, de manera incuestionable.
A pesar de haberse rozado lo imposible. No pudo ser…
Después de unos durísimos meses de tratamiento y dos operaciones de corazón, a causa de una severa endocarditis, el que ha sido mi marido durante casi 40 años, ya no está. Se llamaba Francisco Cabrera Capitán.
Siento la necesidad de expresar y compartir la experiencia vivida, en el entorno sanitario de la que temporalmente se convirtió en mi casa, y parte de los que allí trabajan, en mi familia: el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
Más exactamente, las plantas 6ª Norte de Enfermedades Infecciosas y 4ª Sur de Cardiología, junto con la Unidad de Cuidados Intermedios de Cardiología. Sin olvidar, el impecable y complejo trabajo de los cirujanos que realizaron las intervenciones quirúrgicas, y la atención recibida en la UCI.
La conexión establecida por parte de, Médicos, Enfermeros, personal Auxiliar, personal de Limpieza, Nutricionistas, Psicólogos y Fisioterapeutas, con el enfermo y su entorno, nos han hecho percibir el nivel de sensibilidad y calidad humana que todos ellos poseen. Se entregan a fondo. Se te quedan dentro.
La crudeza de sentir que perdía a mi marido, ha estado mitigada por la fortuna de contar con el apoyo y el afecto de este lujo de personas. No se puede pedir más.
Ellos no lo saben…..Pero me han sostenido.
Mientras a mi marido le iban curando el cuerpo con su profesionalidad, a mí, me iban curando el alma con su humanidad.
He visto en muchos ojos lágrimas de emoción mal disimulada al contemplar y comunicar, tanto mejorías como empeoramientos.
Ha sido un largo tiempo en el que pude apreciar, los duros momentos a los que tienen que enfrentarse, cada vez que comunican situaciones complicadas a los familiares. No son inmunes al dolor ajeno. No solemos reparar en ello al estar inmersos en nuestro propio dolor, pero es algo a tener en cuenta, que habría que apreciar y valorar.
Han sabido mantener la distancia justa para no perder la objetividad, imprescindible en su profesión, pero también han sabido entender que el trabajo bien hecho, no es incompatible con la cantidad de amor que se pone en él.
He querido tomar suficiente tiempo y distancia para constatar que mis sensaciones, no son fruto de un arrebato de agradecimiento mientras vivía una etapa tan difícil, sino que, ya filtradas, proceden de la serenidad y la calma. No escribo desde la emoción, que es fugaz. Escribo desde el sentimiento. Y ese perdura.
No se puede perder de vista que La Administración, ha de cuidar “Más y Mejor” a los que se van dejando cachitos de sí mismos por el camino, mientras nos curan. Porque, de verdad la salud es lo primero? Entonces?.
Sintámonos orgullosos de contar con personas tan valiosas velando por nuestra salud.
Por mi parte, tienen todo mi respeto, mi admiración y mi agradecimiento.
Ha sido un privilegio conocerlos.
Rosario Cordón Puerto, viuda de Francisco Cabrera Capitán"