Historias de la cantera: Saúl Herrera, un peregrino sin miedo a cantar a capella

Cádiz

Suenan los pitos al inicio del pasodoble y, de pronto, se callan las guitarras, la caja y el bombo. Y suenan por derecho las voces de unos peregrinos que se pasean por Cádiz. Uno de los momentos más emocionantes de las semifinales infantiles del Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz se vivió en el segundo pasodoble de la chirigota Los cebaduras. Un sentido homenaje al andaluz, que interpretaron sus componentes, casi en la mayor parte del pasodoble a capella, destacando la voz de su director, Saúl Herrera Gutiérrez, con una sorprendente y brillante voz de octavilla.

"Puede pensar que no es cosas de niños, pero también me doy por aludido, que te haga tanta gracia cuando hablo, o si tú con mi acento te has metido. El andaluz lo llevo por bandera y por mis venas lo llevo metido. El andaluz lo hablan mis mayores, mis amigos y también mis profesores. El andaluz sale del corazón", dice este emocionante pasodoble en reivindicación del habla andaluza, que remata con un contundente "yo soy andaluz, yo soy andaluz no ni na".

Los cebaduras representan a unos peregrinos que cambian Santiago de Compostela por Cádiz. Y en sus pies se ven las consecuencias de un camino tan largo. "Soy diabético y los médicos me dijeron que eran más propenso a sufrir de los pies, a tener cebaduras... y de ahí surgió la idea", confiesa David Gutiérrez, el autor. A la agrupación y las familias les encantó. Y al jurado también. Porque esta chirigota ha sido una de las cuatro finalistas, que participarán en la final del 22 de febrero.

Saúl ha heredado de su padre, Tito Herrera, componente con el Habichuela o Paco Trujillo, su amor por el carnaval desde chico. Y también su privilegiada voz en los altos. Aquí en la radio ha cantado el pasodoble a tenor.

Y, junto a sus amigos de la chirigota, ha vuelto a hacer esa octavilla que tanto impactó en el teatro.

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