Una placa recordará junto a la Parroquia de San Ildefonso la antigua calle de Los Mulatos
La inaugurará el alcalde este jueves a las 12:30 horas en la actual calle Rodríguez Marín como recuerdo a la presencia en el referido templo de la que es hoy la Hermandad del Calvario
Sevilla
El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, inaugurará este jueves 23 de enero, a las 12:30 horas en la calle Rodríguez Marín -en el lateral de la céntrica Parroquia de San Ildefonso-, la placa que recordará a partir de ahora que aquella vía se llamó durante más de trescientos años de Los Mulatos, en alusión a la corporación penitencial que en 1572 se estableció en el citado templo, estando integrada por esclavos y libres de dicha etnia con el título de la Presentación de Nuestra Señora. Todo ello, por iniciativa de la actual Hermandad del Calvario, heredera de aquella antigua cofradía.
Como explica Ignacio Camacho Martínez, autor del libro 'La Hermandad de los mulatos de Sevilla. Antecedentes históricos de la Hermandad del Calvario' -bajo estas líneas su portada- y de diversas obras sobre historia local, miembro de la junta de gobierno del Calvario durante más de treinta años y su hermano mayor durante dos mandatos y miembro en la actualidad del consejo asesor de Adepa (Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía), "Si hoy nos dirigimos desde la Plaza de San Ildefonso hasta la calle Águilas, recorreremos la estrecha calle Rodríguez Marín, así rotulada en 1906 en honor del ilustre folclorista, paremiólogo, lexicólogo, poeta y cervantista osunés, hijo predilecto de Sevilla, que en el número uno tuviera su despacho en su ciudad de adopción. De indudable valía y nacional reconocimiento, Rodríguez Marín dirigió durante muchos años la Biblioteca Nacional de Madrid y fue académico de la Historia y de la Real Academia Española, que también llegó a dirigir. Publicó tres ediciones del Quijote, diversas ediciones de otras obras de Cervantes y colecciones de documentos cervantinos inéditos, así como muchas colecciones de cantos, coplas y refranes españoles, llegando a ser enorme su fama como cervantista".
"Pero esta calle", prosigue Ignacio Camacho, "justamente dedicada a tan ilustre cervantista, fue conocida como “mulatos” durante casi 350 años, y ningún testimonio guardaba dicha memoria en la ciudad".
"Sevilla, convertida tras el descubrimiento en puerto y puerta de Indias, concentraba todo un universo económico, social y cultural, con importancia mediterránea y transatlántica, con un importante trasiego demográfico con lo que se produjo el resurgimiento del sistema esclavista por la exportación de los negros africanos hasta las Indias. Los esclavos constituyeron un notable grupo marginal en Sevilla que, en el censo de 1565, contaba con la nada desdeñable cifra de 6.327 esclavos sobre una población de unos 100.000 vecinos, lo que supone un 6%. Es decir, un esclavo por cada 15 habitantes, con presencia mayoritaria de negros y mulatos, una población que seguiría aumentando y, a principios del XVII, sobre 15.500 bautismos en san Ildefonso y el Sagrario, 1.398 eran esclavos, es decir, un porcentaje superior al 9%. En resumen, los esclavos también por su número compusieron una importante fracción de la población sevillana a lo largo del XVI y XVII, una cifra que comenzó a decaer durante el XVIII. Un importante número que, en el caso de los mulatos, se concentraba mayoritariamente en la zona de San Ildefonso desde mediados del XVI".
"Y si los mulatos eran individuos mejor integrados en la sociedad que los negros por el simple hecho de que el color de su piel se asemeja más al blanco y a que una elevadísima proporción eran nacidos en Sevilla, disfrutaban de la condición de miembros de pleno derecho de la Iglesia. Por ello, como expresión de una fe sincera y, al mismo tiempo, como fórmula de integración social, haciendo posible, además, el contacto entre el colectivo y el auxilio de sus necesidades, los mulatos aprovecharon el cauce que la cofradía étnica les ofrecía. Y si esta minoría ya se concentraba en San Ildefonso al menos desde mediados del XVI, no es casualidad que en 1571 se funde la cofradía de la Presentación de Ntra. Sra. por mulatos que, un año después, ya está en la parroquia de san Ildefonso, donde en 1585 labró su capilla anexa al antiguo templo parroquial y a la que, en 1636, llegó el Cristo del Calvario, obra de Francisco de Ocampo. Un colectivo, el de los mulatos, y una cofradía de penitencia, la de la Presentación de Nuestra Sra. que estuvo vinculada a la collación donde permanecería hasta 1794, fecha en que, con el derribo del antiguo templo parroquial, la cofradía queda extinguida. Aún así, incluso tras la reorganización de la Hermandad del Calvario, heredera de aquella antigua Cofradía, siguió vinculada a San Ildefonso hasta 1908".
"Atendiendo, pues, a tanta y tan estrecha vinculación entre la minoría étnica de los mulatos, su cofradía y la collación de San Ildefonso, parece lógico que aquella calleja, muy anteriormente conocida como “del hospital de san Ildefonso”, comenzara a conocerse pronto como “calle de los mulatos”, siendo innumerables los testimonios que hablan del lugar con dicho nombre desde finales del XVI y durante el XVII, alcanzando dicha nomenclatura carácter “oficial” en el más antiguo plano que de la ciudad conservamos, el del Asistente Olavide -sobre estas líneas-, levantado en 1771. Una rotulación que se mantiene en los posteriores planos de la ciudad: en el de Tomás López de Vargas, de 1788; en el de Spínola, de 1827; en el de Benavides, de 1860 y en el del Ejército de 1884.Un nombre que desaparece del viario de la ciudad cuando, en 1906, la calle se rotula con el nombre de Rodríguez Marín. Terminaba, así, una larguísima vinculación toponímica del lugar con la minoría étnica en donde se concentró durante casi tres siglos y medio. Y hasta Antonio Domínguez Ortiz, maestro de historiadores, uno de los mayores especialistas en el Antiguo Régimen español, Premio Príncipe de Asturias y Premio Nacional de Historia de España, al prolongar nuestra obra “La hermandad de los mulatos de Sevilla. Antecedentes históricos de la Hermandad del Calvario”-premio Ciudad de Sevilla 1997- se lamentaba de dicha pérdida al señalar: «Hay en pleno casco histórico de Sevilla un rincón evocador, recoleto, en la placita de san Ildefonso, junto a las tapias del monasterio de agustinas de san Leandro… hoy se llama “Rodríguez Marín”…, tributo justo, sin duda, pero para realizarlo ha sido preciso cambiar su primitivo nombre: Mulatos… es lástima que el nombre primitivo de esta calle haya desaparecido, y pienso que sería justo se hubiera conservado junto al del ilustre cervantista»".
"Como justo testimonio de la historia; en recuerdo de aquel marginado colectivo de los mulatos que durante tanto tiempo moró en la collación; como recuerdo de tan antigua cofradía y para cumplir con el deseo de tan insigne historiador sevillano, la Hermandad del Calvario tomó la iniciativa de reclamar la instalación de una placa conmemorativa que recordase el antiguo nombre de la calle, a lo que el Ayuntamiento accedió mostrando así sensibilidad con la historia y nuestro pasado común. Sevilla, recupera el testimonio de los mulatos".