Trump, Andalucía y el efecto elefante
Saben qué es lo del efecto mariposa, ¿no? Nos explica más o menos que un acontecimiento que puede pasar al otro lado del mundo nos va a terminar afectando, por muy lejos que estemos...
La columna de Juan Carlos Blanco (20/01/2025)
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Sevilla
Saben qué es lo del efecto mariposa, ¿no? Nos explica más o menos que un acontecimiento que puede pasar al otro lado del mundo nos va a terminar afectando, por muy lejos que estemos. Como si un tsunami en la costa en el sudeste asiático llegara sin remedio a las playas de Cádiz o de Huelva.
He pensado en esto ahora que estamos con los fastos de la proclamación de Trump como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica para los próximos cuatro años. Lo del efecto mariposa se nos queda aquí bien corto. En todo caso, puede ser un efecto elefante. Y no lo digo por faltar, sino porque sospecho que las repercusiones de la ascensión a los cielos del poder del excéntrico millonario de Nueva York lo va a trastocar casi todo y su impacto en la escala Richter se va a sentir en toda Europa, desde el Campo de Gibraltar y hasta las tierras más frías de Noruega y de Finlandia.
No se lo tomen como algo muy lejano. Quien acaba de regresar a la Casa Blanca es un tipo que dice que el término que más le gusta del diccionario es la palabra arancel. ¿Y eso qué significa? Pues que es mejor que estemos alerta si, por poner algunos ejemplos, nos dedicamos a la exportación de aceite de oliva en Jaén, en Córdoba o en Sevilla, tenemos algo que ver con el Puerto de Algeciras o, qué sé yo, nos dedicamos a la industria aeronáutica en Sevilla o en Cádiz.
Trump viene con ganas de imponer sus reglas en el hipermercado del comercio global. Y a los europeos nos puede pillar este elefante de barras y estrellas con el pie cambiado. Atentos, que vamos a un mundo con más fronteras y con más restricciones. Y eso, a Andalucía, no le va a venir nada bien.
