Montero y ¿la remontada?

La dirigencia del PSOE se muestra vivaracha desde hace una semana porque considera que –ahora sí- la remontada en Andalucía está al alcance de la mano. Todo a cuenta de que, contra lo que ella misma quería, María Jesús Montero ha sido ungida por Pedro Sánchez como nueva lideresa del socialismo andaluz.

Es comprensible cierta dosis de optimismo: el relevo de Juan Espadas, que fue el último en enterarse de que el mismo que le sacó de la Alcaldía de Sevilla para asegurarse la derrota total de Susana Díaz ya no le consideraba útil, es la respuesta al nivel de descontento interno que Sánchez detectó en el último congreso federal respecto del todavía secretario general del PSOE de Andalucía.

Pero cabe preguntarse si realmente hay elementos objetivos que permitan pensar que a corto plazo –las elecciones autonómicas tocan en 2027, si no media la voluntad de Juanma Moreno de adelantarlas– se dan las condiciones para lograr esa remontada.

En política las circunstancias pueden cambiar a gran celeridad, pero sería poco riguroso decir que la elección de Montero, en un contexto de designación de ministros al frente de las federaciones territoriales socialistas, entusiasma al electorado andaluz.

Todas las encuestas señalan que el PP de Moreno está, hoy por hoy, en disposición de lograr una victoria similar a la que obtuvo en junio de 2022. Esto es, de revalidar la mayoría absoluta.

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La intención de voto declarada, además, no es el único dato demoscópico que señala la dificultad de la empresa que asume María Jesús Montero. La desacreditada trayectoria del CIS bajo la dirección de José Félix Tezanos, por su reiterado sesgo a favor de la izquierda frente al resultado que luego otorgan los escrutinios reales, tampoco avala a la nueva esperanza del socialismo andaluz.

Según el último barómetro del CIS en el que se incluyeron valoraciones de los ministros, el de octubre de 2024, el 54,4 por ciento de los andaluces suspende su gestión, frente al 43,2 por ciento que la aprueba. Un rechazo mayor que en el conjunto de España.

El constraste entre lo que Montero defendía como consejera de Hacienda de la Junta con sus actos como ministra del mismo ramo en el Gobierno de España quizás ayuda a explicar esos datos.

A eso hay que unir que Montero nunca ha desempeñado un papel relevante en la vida orgánica del partido, que es lo primero que el PSOE andaluz necesita revitalizar.

Quizás el único aval evidente es, como han señalado desde el propio PSOE, la desaforada reacción del PP andaluz y del Gobierno de la Junta a la elección de Montero. Y eso sí es un signo de que algo ha cambiado.