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Opinión

Una de cal y otra de Vizcaína

El comentario de Marcos Martínez.

El comentario de Marcos Martínez

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Morón de la Frontera

Me pasé en vela toda la noche de Reyes, ¿no? Ya ve, no fue mi habitual insomnio el causante de semejante desvelo. Me propuso hablar con sus majestades los Reyes Magos de Oriente. Como cada año, puse en la mesa del salón una cesta con dulces, tres copas con anís y un cubo con agua fresca para los camellos. En esta ocasión dejé mantecados y turrones variados, no como otros años, que suelo dejarles los mantecados de limón y el turrón de tutti frutti que sobran todas las Navidades. Dejé la ventana abierta y me retiré a mis aposentos a esperar la llegada de sus majestades. Hubo un momento en que me pareció escuchar un ruido. Rápidamente me levanté y, con un sigilo extremo, me dirigí al salón. Allí estaban. Melchor degustaba un rosco de vino, Baltasar se comía media torta imperial y Gaspar terminaba de colocar algunos regalos bajo el árbol de Navidad. Se quedaron perplejos al verme frente a ellos, en pijama y con los pelos a la virulé. Les dije que por favor no huyeran, que solo les quería preguntar una cosa. Melchor me contestó que iban con prisa, que tenían muchos regalos que repartir. Incluso bromeó al decirme que deberían pedirle ayuda a alguna empresa de paquetería. Iré al grano, comenté. Verán, altezas, sabiendo que ustedes vienen de Oriente, quisiera saber de primera mano cómo han visto la cosa por Palestina. Los rostros sonrientes de los tres magos se tornaron tristes y los ojos contenían alguna lágrima. Baltasar tomó la palabra. Allí no quedan casas a las que entrar y los pocos niños que no han matado están más interesados en conseguir algo de comida que en algún juguete que le podamos dejar nosotros. Tampoco hay luces navideñas ni se escuchan villancicos, de hecho no hay luz y lo único que se oye es el estruendo de las bombas. Les contesté. Hace unas semanas he visitado los campos de exterminio de Auschwitz-Birkenau, el barrio judío y el gueto, en Cracovia. Llama la atención ver cómo los métodos utilizados por los nazis contra los judíos son los mismos que ahora están utilizando los judíos contra los palestinos. Lo único que cambia son las herramientas. Los nazis deliraban y se consideraban una raza superior. Los judíos se consideran el pueblo elegido de Dios. Si esto último es así, queridas majestades, háganme el favor de decirle al altísimo que tiene muy mal gusto.

 
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