"Ahora entiendo porqué Colón logró llegar a América": la carta de agradecimiento de un valenciano a un grupo de voluntarios de Huelva

Huelva

La tragedia que ha dejado el paso de la Dana en Valencia, con 219 víctimas mortales y pueblos devastados, nos está revelando a la vez muchas historias que reflejan lo mejor que alberga la condición humana. Son historias de solidaridad, empatía, voluntarismo y hermanamiento que se quedarán grabadas en el pueblo valenciano durante mucho tiempo.

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Es el caso de David González, un joven de 25 años vecino de Punta Umbría, y su grupo de amigos: Edén, Alberto, Dani, y Diego. David González decidió cargar su coche con todo tipo de enseres: botas de agua, cuerdas, rastrillos palas, cubos... y viajar con su propio vehículo al epicentro de la catástrofe cargado de materiales el pasado 5 de noviembre. Se desplazó y estuvo trabajando hasta 20 horas seguidas en localidades como Paiporta o Catarroja, en cuyas calles se amontonaban y acumulaban coches en la vía pública y en los garajes debido a las inundaciones. La imagen que se encontraron fue desoladora. "Parecía una ciudad en guerra, como una imagen en blanco y negro, con todo destruido", apunta el joven.

Su trabajo y el de sus amigos consistió en introducirse en los garajes, donde no podían entrar las gruas, para sacar a los coches que se habían quedado sepultados bajo el lodo. A eso se dedicaron todos los días hasta que regresaron el domingo 11 de noviembre a Huelva y Punta Umbría.

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David y sus amigos se llevaron trabajando, desinteresadamente, durante toda una semana. Fueron momentos de sacrificio y de esfuerzo donde toda la ayuda era poca, pero también de hermanamiento y empatía con el pueblo valenciano. Todos esos días se pudieron alojar en un taller situado en Torrent, Valencia, cuyo propietario, con el que compartieron momentos inolvidables, les ha devuelto su cariño por la ayuda desinteresada en forma de una carta llena de emoción:

‘Queridos David, Edén, Alberto, Dani, y Diego.

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Desde la tranquilidad del día después en un domingo extraño donde la cabeza me dice que hay que ocuparse de otras cosas personales pero el corazón me insiste que hay que volver al barro, y aunque no encuentro palabras suficientes para expresar mi gratitud por lo que habéis hecho por mi pueblo quiero mandaros un mensaje para daros las gracias.

Cuando más se os necesitaba, habéis dejado todo para venir hasta aquí, ofreciendo vuestra ayuda sin esperar nada a cambio. Han sido días difíciles y largos, pero nada comparable a los afectados, pero vuestra ayuda y apoyo incondicional y vuestra valentía han hecho una diferencia que siempre recordaré y os agradeceré. Vuestra generosidad y empatía me han enseñado mucho estos días, me han enseñado el verdadero significado de la bondad y el altruismo.

Gracias por cada esfuerzo, cada sacrificio, y cada momento de aliento que habéis brindado a todos nosotros. Compartir cada día con vosotros ha sido una fuente de energía y alivio que junto a todo lo demás os convierte en gente muy especial quedando en mi retina para toda la vida y sé que esta experiencia ha sido un antes y un después, un comienzo, una lección de vida que durará para siempre. Hemos compartido sueño, riesgo y momentos que para mí han creado un vínculo que va más allá de las palabras que ahora puedo trasladaros, porque habéis demostrado ser unos verdaderos titanes en los momentos más oscuros de un pueblo desconocido y lejano para todos vosotros. Siempre tendréis aquí un lugar especial en mi casa.

Gracias por ser el ejemplo de bondad y fortaleza que todas y cada una de las personas que habéis ayudado necesitaban. La gratitud que siento es infinita, y espero algún día poder devolveros al menos una parte del cariño y el apoyo que nos habéis brindado. Hoy es un gran día para mí al poder comprobar que hay mucha gente que está aquí para ayudar desinteresadamente, y aunque seguramente no puedo imaginar completamente el dolor y el impacto que todo esto está teniendo en las vidas de toda la gente, estoy profundamente agradecido por haberme cruzado en vuestro camino aunque sea por una desgracia como esta.

En momentos como este nos damos cuenta de que lo más importante no son las cosas que poseemos, sino las personas que nos acompañan y lo que que compartimos con ellos. Lo que ha pasado ha sido devastador, y ver las caras de las personas tirando sus recuerdos a la basura, las cosas, de su pasado y destruirlos es desgarrador, sin embargo, haber sido testigo de cómo gente como vosotros habéis compensado ese sufrimiento hace que no pueda dejar de admirar vuestra valentía y fuerza. Habéis demostrado una entereza impresionante, que a todos nos ha aportado la gasolina necesaria para seguir en pie cada mañana y estoy seguro de que ello va a seguir ayudando a la gente a reconstruir poco a poco lo que la vida solamente ha puesto en pausa. Lo material va y viene, pero lo que realmente importa es la gente que camina a tu lado como habéis hecho vosotros. Aunque cada cosa perdida tenga un valor especial, nada se compara con la suerte de saber que existe gente como vosotros.

Sois una bendición inmensa y una razón para estar agradecidos en medio de todo esto por y para siempre. Vuestra inmensa generosidad va a ayudar durante mucho tiempo a sanar las heridas de tantas personas. Es muy reconfortante no estar solo en este camino, y saber que habéis venido aquí para apoyar a desconocidos en todo lo que han necesitado, sin importar cuán pequeño o grande sea, malogrando y estropeando vuestros propios coches. Vuestro ejemplo de fuerza y cariño estoy seguro que ayudará cada día a que la gente se levante con ganas de salir adelante y encontrar un nuevo comienzo, seguro que más fuerte que antes. Y todo gracias a vosotros y a tanta gente como vosotros.

Ahora entiendo mejor porqué Cristóbal Colón logró llegar a América, sin duda es porque se embarcaron onubenses en las carabelas. Un fuerte abrazo y solo podré daros las GRACIAS toda la vida.’