¿Vivienda? Más pisos y menos soflamas, por favor

SEVILLA

Le he pedido a una herramienta de inteligencia artificial que me diga cuántas veces ha anunciado Pedro Sánchez planes de vivienda en sus seis años como presidente del Gobierno y la respuesta es que ha hecho no menos de veinte anuncios, con el escaso éxito que todos conocen. ¿Culpa del Gobierno? Bueno, digamos que en este caso se puede aplicar lo de Fuenteovejuna para decir que en lo de la vivienda no hay un solo culpable sino muchos culpables, tantos como Administraciones competentes en la materia. Y lo mismo que digo de Pedro Sánchez lo podría decir de Juanma Moreno en Andalucía y del alcalde o alcaldesa de la ciudad desde la que esté usted escuchándonos o leyéndonos.

El Banco de España nos da una cifra: faltan 600.000 viviendas en este país. Hay más hogares que se crean que nuevas viviendas que se construyen. ¿La solución es construir tantas viviendas como sean necesarias? Pues no es tan fácil. Primero, porque las casas no se hacen en un par de días y, en segundo lugar, porque el problema de la vivienda es infinitamente más complejo y no se arregla ni con brochazos ni con este empacho de soluciones tan milagrosas como demagógicas.

Detrás de esta sequía está la realidad de un país donde los salarios crecen menos que los precios de los pisos y donde se nos llena la boca de decir que apostamos por los jóvenes mientras les condenamos a vivir en trabajos en precario en sectores donde la temporalidad hace estragos.

Y, también, por desgracia, está la realidad de un país donde los grandes partidos no se ponen de acuerdo ni para decidir dónde deben ir las VPO de alquiler o qué hacemos con los pisos turísticos o con las viviendas vacías. Nada. Siniestro total y una incapacidad para articular acuerdos que impidan esta vergüenza nacional, que arroja a toda una generación a seguir viviendo con sus padres cuando deberían estar haciéndolo con sus hijos. Qué destrozo, amigos.