Jordi Figuerola, investigador del CSIC en Doñana: "La zona de arrozales en el Bajo Guadalquivir es el único lugar de Europa donde no se controlan los mosquitos"
Las poblaciones donde se está detectando ahora más cantidad de mosquitos infectados son Dos Hermanas, Almensilla, Villamanrique, Bollullos y Palomares: "Es fundamental aplicar tratamientos contra los mosquitos dentro de estas zonas urbanas"
Jordi Figuerola, investigador del CSIC en Doñana: "La zona de arrozales en el Bajo Guadalquivir es el único lugar de Europa donde no se controlan los mosquitos"
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Sevilla
Jordi Figuerola es investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana. Dirige un proyecto de investigación financiado por la fundación la Caixa para comprender mejor la circulación del virus del Nilo y desarrollar modelos que permitan identificar cuándo y dónde es más posible que se transmita.
La Junta de Andalucía ha comunicado hace horas dos nuevas muertes por el virus del Nilo en Coria del Río, lo que eleva la cifra oficial a cinco fallecidos en la provincia este verano. Hay diez nuevos infectados: cuatro de este municipio, 2 en Dos hermanas, 2 en Los Palacios y Villafranca, 1 en Gerena y otra en Carmona.
En las últimas semanas son muchos los científicos los que se han pronunciado al respecto, porque "actuar en verano, cuando el mosquito en los espacios conflictivos ha nacido y cuando ya hay presencia del virus en humanos, sirve de poco", según comenta en Hoy por Hoy Sevilla el investigador Figuerola. Desde Doñana se llevan años estudiando el virus del Nilo, pero fue a partir de 2021 cuando el CSIC formó un grupo específico para monitorizar en tiempo real las poblaciones de mosquitos y la presencia de virus en distintas localidades del Bajo Guadalquivir.
Figuerola cree que el virus circularía mucho menos si se hubiesen aplicado "tratamientos larvicidas" en los arrozales desde el mes de junio. Es “muy complicado parar el brote cuando ya está en marcha". De cara a próximas temporadas, pone el foco en la prevención y en la necesidad de actuar desde el invierno. "Este año ha habido una circulación muy temprana del virus, el hecho de que haya inviernos más suaves -que no haga tanto frio- provoca que en la primavera y verano haya una mayor influencia del virus, sobre todo este año con las lluvias que hemos tenido". "Luego, continúa, dependerá de la actuación humana, cómo se gestione, sobre todo estando cerca de una extensa zona de arrozal donde no se hace ningún tratamiento para evitar el mosquito, es el único lugar de Europa donde no se hace, en el resto de los países se controla con antelación".
"El mosquito -insiste Jordi Figuerola- hay que controlarlo en invierno, que es cuando hay que decidir qué zonas se van a tratar, qué se va a hacer y quien lo va a pagar: si esperamos a los primeros muertos, cuando llegan las empresa de control, ya es tarde". Y aclara que "es mucho mas efectivo el control sobre larvas que sobre le mosquito adulto y hay productos muy eficaces que solo van a matar mosquitos y no otras especies si los hacemos sobre las larvas, que están muy acotadas al agua, no como cuando ya de adulto, el mosquito vuela y los productos matan a más insectos que son muy beneficiosos, o el insecticida incluso pueda llegar a los humanos".
Los municipios que más les preocupan, "donde hay mas virus ahora mismo", son los del Bajo Guadalquivir, "a los que hay que añadir aquellos donde se están detectando más virus, aunque no haya casos todavía, como son Almensilla, Dos Hermanas, Villamanrique, Bollullos y Palomares. Es muy importante que en todas estas zonas se realicen los programas de control de mosquitos, tanto tratamientos para mosquitos adultos como contra las larvas dentro del casco urbano".
Ya en el estudio de 2021-2022 se determinó que el virus se multiplicó en aves como mirlos y gorriones, que viven en las zonas urbanas, y se transmitió a las personas a través de los mosquitos en el interior de las zonas urbanas.
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De lo que se ocupa su grupo de investigación se de comprender mejor cómo afectan las condiciones climáticas y ecológicas a la transmisión del virus del Nilo para predecir el riesgo de transmisión cada temporada en función de las condiciones ambientales y entender cómo puede afectar el cambio climático a la transmisión de estos virus. Aunque la mayoría de las infecciones por este virus en seres humanos son asintomáticas, la enfermedad puede llegar a producir meningitis, encefalitis y parálisis flácida aguda.