Records

Jerez de la Frontera

Un reputado gurú del negocio turístico local lo ha resumido, tras los muchos récords registrados en Jerez en los últimos meses: los “consumidores” han cambiado sus hábitos de gasto, pasando de la “sociedad del tener” -un piso, un coche- a la “sociedad del vivir”. Entiéndase ‘vivir’ como consumir acciones efímeras: un viaje, un concierto, una experiencia. Y entiéndase también que, en este diagnóstico económico capitalista donde lo que prima es el resultado, solo el “récord” es sinónimo de éxito.

En estas declaraciones, sorprende que la categoría social de “ciudadano” (que nos corresponde, como miembros de una cultura basada en la evolución sostenible de sus principios y sus reglas) queda subsumida en la economicista de “consumidor” y que, por ello, se nos cataloga como adscritos a un modelo de sociedad sobrevenido, cuyo éxito solo se justifica a base de batir los récords: de más camas y apartamentos turísticos, de más visitantes a Vinoble o a las zambombas, de más toneladas de basura recogidas en la Feria.

Resulta admirable esta masiva asunción consumista del clásico tópico de disfrutar lo efímero: de “quemar” la vida con el fin de poder contarlo en TikTok o Instagram: ¿para qué, si no?

Y no pondría ningún reparo al modelo de récords al que apunta la comercialización turística de nuestra ciudad, de no ser por las consecuencias ya visibles en otras ciudades que optaron por esa vía antes que Jerez: centros urbanos de los que han sido expulsados sus vecinos, precios desorbitados inasumibles para el común de sus ciudadanos, manifiesto deterioro de los estándares de bienestar y convivencia preexistentes a la turistificación.

Por supuesto que no me opongo al éxito turístico -económico, por tanto- de Jerez. Lo que propongo es que nos planteemos otra manera de obtenerlo: sin basarla en la carrera de los récords.

Únete al canal de WhatsApp de la SER