Un paseo por la Carrahola y la laguna de los Tercios

Jerez de la Frontera

Esta semana te proponemos en nuestro "Paseíto" con Agustín García Lázaro un recorrido fácil de unas 2 horas de duración que recomendamos realizar a primera hora de la mañana o a la caída de la tarde pare evitar el calor. Lo iniciamos en Laguna de los Tercios, frente a la entrada de la Viña del Agostado.

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Llegamos a la Laguna de los Tercios desde Jerez tomando la autovía de EPSM y desviándonos en el “cambio de sentido” que hay al final de la Cuesta de Matajaca. Desde aquí tomaremos un carril a la derecha que tras 3,3 km nos llevará hasta la orilla de la laguna, junto al cruce que da acceso a las viñas del Agostado, La Bodogonera y Los Chavicos.

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La Laguna de los Tercios es un humedal estacional, que llega a cubrirse en los años lluviosos, con una lámina que supera las 30 ha. Cuando eso sucede es un lugar muy frecuentado por numerosas especies de aves.

Entre ellas destacamos la presencia - por orden de abundancia- de focha común, flamenco, cigüeñuela, pagaza piconegra, lavandera boyera, ánade azulón, canasteras, tarro blanco, aguiluchos lagunero y cenizo, águila perdicera, busardo ratonera o las inconfundibles grullas, que suelen verse de paso en enero.

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La laguna suele secarse en el estío. Es entonces cuando en su sector norte se aprecia una mancha blanca que corresponde a la sal que se deposita por los aportes de un pequeño manantial salino.

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Hace décadas, se vio regulado por un pozo que, al rebosar, cubría su entorno de agua salobre que al evaporarse dejaba una pátina blanca sobre el suelo. En sus orillas crecen las típicas salicornias, hierbas crasas propias de estos espacios. Según cuentan algunos vecinos, este manantial llegó a alimentar a unas pequeñas salinas de las que no quedan hoy día vestigios visibles. Al menos desde 1550 ya existe constancia documental de la existencia de estas salinas, mencionándose la Dehesa de las Salinas, próxima al cerro de la Calahorra.

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Este rincón de la campiña, a caballo entre los términos de El Puerto y Jerez, era conocido desde antiguo como Hato de la Carne, por ser el lugar donde solía pastar el ganado que estaba destinado a ser sacrificado en la ciudad. Los vaqueros y pastores lo conducían hasta aquí en espera de recibir la autorización para trasladarlo al matadero. En Jerez, la Dehesa del Hato de la Carne, que cumplía el mismo fin, estaba situada en las Abiertas de Caulina

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Junto a la Laguna de los Tercios se encontraban las alquerías andalusíes de Machar Grasul y Marchar Tamarit. El nombre de machar, de origen árabe, alude a pequeñas unidades rurales dedicadas a actividades agropecuarias, parecidas a nuestros actuales cortijos.

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Machar Grasul estuvo emplazado al norte de la laguna y Marchar Tamarit, más al sur, probablemente entre la Laguna y la Sierra de San Cristóbal. El significado de Tamarit está relacionado con el “Tamarix” o“taraje”, un arbusto propio de humedales salobres, como los que podemos ver aún hoy en día, junto a la laguna.

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Este cerro, que se eleva sobre la laguna, constituye un hito en el paisaje en un punto en el que concurrían los antiguos caminos de Jerez a El Puerto de Santa María y de Jerez a Rota. Aunque ya solo quedan algunas viñas, el de Carrahola fue un afamado pago viñero, junto al colindante de La Gallega, ambos muy cercanos al de Balbaina. A los pies del cerro, donde hemos aparcado nuestro coche, aún se mantienen las viñas de Los Chavicos o del Agostado (con lagar y bodega) donde podremos comprar vino y mosto. La Bodogonera fue también una afamada viña que ahora acoge cultivos de cereal.

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En lo alto el cerro aún puede verse la que fuera la casa de viña de El Granizo, que lo preside, en cuyas paredes puede leerse que perteneció a Bodegas Croft. Llegamos a ella desde un corto sendero que parte del carril por el que discurre nuestro paseo y desde el que podremos ver unas amplias vistas en 360 grados. La ciudad de Jerez, la sierra de San Cristóbal, las viñas de La Gallega y Balbaina… se divisan desde aquí en una bonita estampa que se completa con la que nos ofrece la laguna de los Tercios y que contemplamos a vista de pájaro.

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Es curioso como también desde Jerez, mirando hacia el Puerto, llama la atención el Cerro de la Carrahola y la Casa del Granizo que la preside en lo más alto, visible sobre el horizonte sobre los demás cerros de estos pagos, por lo que bien pudiera haber sido una referencia antigua en el paisaje.

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El curioso y antiguo topónimo de Carrahola (que también aparece en otras fuentes como Calahorra o Carrajola), es de origen incierto y puede apuntar tanto a la existencia de una antigua torrecilla de observación (Calahorra) o una simple atalaya, como a la presencia de una planta, la correhuela, de la que deriva a veces este topónimo en otras partes de nuestro país.

Desde la base del cerro de la Carrahola, los más andarines podrán largar el paseo y, siguiendo en dirección Jerez, llegarán al poco a un cruce de caminos.

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En ese lugar, auténtico punto de encuentro de este sector de la campiña, concurren la Hijuela de Palmones, por la que hemos venido desde la laguna, las cañadas de Huertas y del Calderín, procedentes de la carretera de Rota, la del Carrillo, que viene desde Puerto Franco y el Guadalete hasta aquí, cruzando la autovía de El Puerto frente a Espanta Rodrigo, el camino antiguo de Rota, que aún puede seguirse hasta aquí desde la subestación que hay al comienzo de la carretera de Sanlúcar, a la izquierda. Y el camino de la Carrahola, que desde Jerez llegaba hasta este lugar.

El recorrido permite su realización en dos salidas distintas: paseo por la laguna y subida al Cerro de la Carrahola.

En primavera, cuando la lámina de agua alcanza su máxima superficie, la visita puede resultar más agradable. Sin embargo, en verano, cuando está seca o apenas tiene agua, podemos recorrer su perímetro con más facilidad y visitar las salinillas de su sector norte