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El CAAC presenta la exposición "Abstracto estricto", dedicada al artista Manuel Salinas

Comisariada por Pepe Yñiguez, la muestra recorre, a través de una selección de cerca de 90 obras, la trayectoria del pintor andaluz

SEVILLA-8/5/24- Rueda de prensa presentación de la exposición Manuel Salinas. Abstracto estricto. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. FOTO MARÍA GUERRA

SEVILLA-8/5/24- Rueda de prensa presentación de la exposición Manuel Salinas. Abstracto estricto. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. FOTO MARÍA GUERRA

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sevilla

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), dependiente de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, presenta del 9 de mayo al 22 de septiembre de 2024 la muestra sobre el artista Manuel Salinas ‘Abstracto estricto’, una exposición que reúne una selección antológica de su obra comisariada por Pepe Yñiguez. Se trata de una retrospectiva única que profundiza en la obra más destacada del pintor sevillano, desde sus inicios hasta sus últimos trabajos, un años antes de su fallecimiento.

Con esta muestra, que podrá visitarse en el Claustrón Sur del espacio expositivo, el CAAC continua la línea de trabajo de difusión de artistas andaluces consolidados realizando retrospectivas de las obras de Gerardo Delgado, Carmen Laffón, Luis Gordillo, Guillermo Pérez Villalta o Alfonso Albacete, entre otros, afirmando su compromiso con la creación contemporánea andaluza y sus artistas. A la presentación ha asistido el secretario general para la Cultura, José Vélez, la directora del CAAC, Jimena Blázquez, y el comisario de la muestra Pepe Yñiguez.

Manuel Salinas Milá (Sevilla, 1940-2021) es uno de los pintores abstractos españoles más importantes del último cuarto del siglo XX y las primeras décadas del actual. La muestra, que reúne cerca de 90 obras - entre las que se encuentran obras sobre lienzo, papel o tabla, pinturas, carboncillos acuarelas, algunos dibujos en papel y grabados-, recoge un recorrido desde sus primeras obras, donde el artista contaba con apenas 22 años y expone en el Club La Rábida sus primeros retratos, fruto de trabajo autodidacta, hasta sus últimas obras donde Salinas se ha apropiado de lo mejor del lenguaje del expresionismo abstracto, unificando en su obra “la vibración y tensión de los espacios de color de Rothko y la inmediatez y la urgencia expresiva de Pollock - para crear una síntesis personal que concilia ambos aspectos”, señala Yñiguez. “Salinas se definirá en cuantas ocasiones fue requerido para ello como abstracto estricto”, palabras que recoge Yñiguez para dar título a esta exposición y que resumen tanto “su ideario artístico como su trayectoria”.

A la abstracción, Salinas llega después de los retratos autodidactas y de una serie de paisajes sombríos, y tras entrar en contacto con las vanguardias internacionales durante sus estudios en París y su vínculo con su familia materna en Barcelona. En estos años, en los que regresa a Sevilla, su pintura será cercana al minimalismo “explorando conceptos como espacio, límite, forma y fondo (…) pero con una presencia continua de la mano. Una etapa experimental donde su pintura cambia rápidamente de aspecto”, apunta Yñiguez.

A finales de los años ’70 Salinas encuentra el lenguaje del expresionismo abstracto apareciendo en sus obras “la velocidad y la libertad del gesto pictórico” y abriendo el “espacio plástico que después ocuparía el color convertido en forma autónoma. A esa concepción de la pintura limitada a elementos básicos como el trazo y el color pero empleados con tanta expresividad como emotividad, Manuel Salinas le añadirá algo propio, algo relacionado con su gusto innato por la armonía y el orden: una especie de nostalgia de la geometría que se puede rastrear incluso en sus cuadros más gestuales”, detalla Yñiguez.

En esta etapa que se inicia en los años ochenta y durará ya toda su vida, Salinas, continúa el comisario, “no es que organizara sus cuadros desde planteamientos geométricos, como podía haber hecho en los setenta con el minimalismo, sino que es el mismo proceso de pintar el que le lleva a encontrar, más que a buscar, razones y relaciones geométricas que equilibren la composición. El valor del cuadro resultante del proceso revelará esa tensión entre el gesto expresivo y la idea de orden, entre la emoción sensible y la razón.” A partir de este momento no se puede hablar de etapas o fases en su producción, sino de un interés propio por la esencia puramente pictórica. Un equilibrio visual, muy estético, que la hizo muy atractiva para los coleccionistas. En sus obras, Manuel Salinas trabaja una y otra vez sobre el mismo concepto: “pinta el mismo cuadro (…) sin rastro de monotonía porque cada cuadro encierra una versión nueva pero muy reconocible de lo que [él] entiende como imagen ideal de la pintura”, resume Yñiguez.

Hacia finales de los años ochenta la pintura de Salinas crea una síntesis propia y personal del expresionismo abstracto en la que se une vibración, tensión, inmediatez y expresividad, unido también a las posibles influencias de pintores como José Guerrero o Miguel Ángel Campano, así como su propia sensibilidad educada en el barroco.

Coincidiendo con la exposición en el CAAC, la Casa de Salinas (Mateos Gago, 39) recoge fotografías del pintor en el estudio que tuvo en su casa familiar, un espacio con una larga historia pero que conserva su carácter palaciego. El propio Manuel Salinas intervino decisivamente en la última adecuación sustancial de la casa en los años 90.

 
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