Así trabaja la Policía Científica en Córdoba: 900 inspecciones al año para esclarecer hechos delictivos
Los trabajos de Lofoscopia, Informática Forense o cotejo de perfiles genéticos son vitales para otros equipos de investigación y para la Justicia, a la que proporcionan cerca de 80 informes anualmente
Córdoba
La toma de muestras es una parte decisiva de su trabajo, pero la clave no es esa. Conseguir un vestigio incriminatorio puede determinar una condena, pero la clave no es esa. Quizá, documentar con decenas de fotografías el escenario en que se ha producido un delito ponga a otros grupos de investigación sobre la pista que termina con alguien esposado, pero la clave no es esa. Los protocolos se han diseñado de forma tan minuciosa que, a base de repetición, cualquiera podría aprenderlos.
La diferencia viene marcada por la capacidad de observación. 'Cada detalle importa' es el mantra que repite a diario Israel Gordillo, inspector jefe de la Brigada Provincial de Policía Científica de Córdoba. "Si te dejas algo atrás, puede que un caso quede sin resolver porque tú no te fijaste lo suficiente, hay que ser muy metódico", sentencia.
Bajo su mando opera un equipo multidisciplinar capacitado para buena parte de las funciones propias de la especialidad. Entre ellas, la identificación de personas y cadáveres a través de Lofoscopia —con huellas dactilares—, el estudio de textos manuscritos y firmas, la comparación de perfiles genéticos, la comprobación de autenticidad de documentos y sellos, la recopilación de muestras de balística o la realización de periciales de Informática Forense.
"No hay prácticamente nada a lo que la unidad territorial de Policía Científica en Córdoba no pueda enfrentarse", garantiza Gordillo, "salvo que en un periodo muy corto de tiempo coincidan multitud de actos delictivos". Eso sí, matiza, "los laboratorios para el procesamiento de los vestigios están centralizados, así que nosotros enviamos el material recogido y etiquetado a Sevilla o Madrid, de forma que la investigación continúa cuando estos centros de análisis nos devuelven los resultados".
De igual forma ocurre con servicios muy específicos como los de balística identificativa, que realiza exclusivamente la Comisaría General de Policía Científica (Madrid) a fin de comparar restos de una bala, la vaina o incluso la pólvora. "Cada arma deja impreso un DNI al proyectil, por lo que cuando el vestigio es 'de buena calidad' podemos saber con seguridad si es la implicada", explica el inspector jefe, que ha pasado 12 años de su carrera en esta especialidad.
Calma y tempestad
Una jornada rutinaria en esta unidad comienza realizando las reseñas de las personas detenidas durante la noche previa: se cotejan las huellas dactilares de las personas investigadas y se incluyen en bases de datos buscando coincidencias con otros hechos delictivos, además de crear la 'ficha' policial de esos individuos. A partir de ahí, en los días tranquilos, esta unidad se encarga de atender las demandas de otros grupos de la Policía Nacional.
El principal 'cliente' de la Policía Científica es la Unidad de Policía Judicial, que se vale de las periciales de estos agentes para sus investigaciones y para construir los casos. También les requiere con frecuencia la Brigada de Extranjería, para el cotejo de identidades. Sin embargo, prácticamente todos los compañeros de la comisaría, e incluso la Autoridad Judicial, pueden requerir directamente de su actuación.
"Trabajamos mucho y casi a diario tenemos que realizar inspecciones oculares, por ejemplo en robos con fuerza", comenta Gordillo. De hecho, especifica que "en un año hacemos cerca de 900 inspecciones, 3.000 reseñas de detenidos y 80 informes técnicos para los jueces entre Lofoscopia, Informática Forense o Balística".
Pero el día puede complicarse, bien sea por una llamada al 091 o por un aviso interno dentro de la comisaría. De ahí que siempre haya dos funcionarios de guardia en la Policía Científica de Córdoba. Pero si un hecho delictivo grave, como un homicidio, se produce en un espacio abierto o de grandes dimensiones, puede activarse a la totalidad de efectivos disponibles. "Ha pasado", enfatiza el inspector jefe, quien reconoce que "preferimos trabajar de día para contar con buenas condiciones de luminosidad y así amplificar esa capacidad de observación, aunque en este trabajo, la situación manda".
Cada especialidad tiene un maletín personalizado con el que desplazarse a la escena de un suceso. Y es la mejor arma de este equipo de agentes. La cámara fotográfica no falta nunca, pero a partir de ahí se abre un despliegue de distintas herramientas, entre las que destacan tijeras, pinzas, destornilladores, kits de recogida de vestigios, punteros laser, medidores de distancia, polvos y pinceles para extracción de huellas, alicates, testigos métricos, lupas, guantes, trajes especiales para no contaminar el espacio y un largo etcétera.
Cuando se encuentra un cadáver y se sospecha que el hallazgo pueda estar relacionado con un delito, se analiza cada detalle: pequeñas marcas, las uñas, la posición o las posibles heridas. Todo debe quedar documentado. Y aunque determinar las circunstancias de la muerte o el tiempo que ha pasado desde la misma suele corresponder a los profesionales del Instituto de Medicina Legal, cuando se localiza el cuerpo de una persona que lleva bastante tiempo fallecida, la Policía Científica se sirve de otras 'herramientas', como sus conocimientos de entomología forense.
Cuando se localiza un cadáver, instalamos una pequeña estación meteorológica y comparamos la información obtenida con los datos 'abiertos' sobre el tiempo. Es crucial para determinar cuándo se produjo el fallecimiento
— Israel Gordillo, inspector jefe de la Unidad de Policía Científica en Córdoba
"La aparición de determinados microorganismos e insectos nos ayuda a determinar el tiempo que ha pasado desde que alguien ha fallecido", explica Israel Gordillo, "porque el orden en que aparece la fauna cadavérica está muy estudiado". Así que la recolección de insectos, artrópodos y sus larvas puede poner una fecha en el calendario para los hechos delictivos. Pero no es tan sencillo, precisa el inspector jefe, "porque las condiciones meteorológicas o el espacio en que se ha producido el hallazgo influyen en la secuencia de descomposición del cadáver, así que también estudiamos esta vertiente".
Respuestas en forma de megabyte
Los agentes de Policía Científica ponen el cerebro, los ojos, los oídos y el corazón a las investigaciones. Las conexiones neuronales las aportan las bases de datos. Fuentes del Ministerio del Interior enumeran a Radio Córdoba - Cadena SER hasta seis grandes bases de datos que son utilizadas regularmente por esta unidad. Aunque en la práctica, son muchas más.
Así, destaca el Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID), en el que los agentes pueden comparar la firma intransferible de nuestra huella con las recogidas en el escenario de hechos delictivos, con las de detenidos o personas sospechosas. El software busca puntos de coincidencia y, cuando se encuentran al menos ocho, la prueba puede darse por validada.
También la Base de Datos de Patrones de ADN, que almacena todos los perfiles genéticos que se han analizado en hechos investigados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; o la Base de Datos de ADN de Personas Desaparecidas. Y es que, pasado cierto tiempo desde que se denuncia una desaparición, la Policía Científica se sirve de objetos personales —como un cepillo de dientes— para obtener material genético, de forma que ante el hallazgo de un cadáver pueda verificarse su identidad.
De forma similar, la Policía dispone del Sistema de Identificación Balística (SAIB) y de un protocolo de intercambio de información con el registro de armas, que a nivel nacional lidera la Guardia Civil. Y también está conectada al LexNet de los juzgados para intercambiar información de manera segura.
El avance de las tecnologías está perfeccionando paulatinamente las capacidades investigativas de las autoridades, explica Gordillo, quien también reconoce que su unidad es una de las que "mayor formación continua recibe, porque afortunadamente muchos de los progresos que realizan los científicos profesionales en laboratorios y universidades pueden tener una aplicación práctica en nuestro trabajo".
Ganar la partida
El inspector jefe descarta hablar de 'casos de éxito' de su unidad, por lo particular de los hechos en que participa. Pero sí destaca la "satisfacción que genera que el trabajo realizado por tu equipo llegue ante un tribunal y sea determinante a la hora de esclarecer la culpabilidad o la inocencia de una persona".
"Es inevitable que recuerde el Caso Bretón", afirma pausadamente, "en primer lugar porque fue muy duro personalmente; y en segundo término porque el trabajo de la Policía Científica fue fundamental para recuperar los fragmentos óseos que se encontraron en la hoguera".
El 'Caso Bretón' fue muy duro para todos los policías que trabajamos esos días. Pero constituye un ejemplo de lo fundamental que puede ser el trabajo de la Científica
— Israel Gordillo, inspector jefe de la Unidad de Policía Científica en Córdoba
Gordillo también rememora la condena al autor del homicidio de una joven cuyo cadáver fue localizado junto al río Guadalquivir. "Los restos localizados durante la inspección y el análisis del dispositivo móvil del sospechoso fueron clave para inculparle", detalla, "pues no solo se desmanteló su coartada sino que se le pudo vincular directamente con la escena". Con todo, matiza el responsable de la unidad, "Córdoba es una ciudad tranquila en la que, afortunadamente, somos activados para hechos de especial relevancia de forma muy puntual". Eso sí, el estado de guardia es permanente, por si suena el teléfono y hay que coger el maletín.
Álvaro Guerrero Jiménez
Redactor y editor en los servicios informativos de la Cadena SER en Córdoba. Previamente ha trabajado...