Igualdad
Firma de Opinión del ex rector de la Universidad Loyola, Gabriel Pérez Alcalá
Igualdad. Gabriel Pérez Alcalá
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Córdoba
La igualdad política es uno de los pilares esenciales en toda democracia desde que la teorizó la Ilustración y, en su nombre, junto con la libertad y la solidaridad, se hizo la Revolución Francesa. Desde entonces ha sido una constante de todas las revoluciones y de todos los partidos que se han considerado progresistas.
La igualdad política se manifiesta positivamente en el principio de la igualdad del valor de los votos. Es decir, se manifiesta positivamente en el principio de una persona igual a un voto. Y para llegar a esta formulación han hecho falta dos siglos, pues en el siglo XIX se limitaba el voto a los hombres ricos o a los blancos. Dos siglos para que el voto sea igualitario.
Pero la igualdad política también se manifiesta en el derecho fundamental a la igualdad ante la ley. Es decir, en el principio de que los poderes públicos han de tratar a todos de la misma manera, sin que pueda discriminarse a nadie por razones de género, raza, religión, origen, edad, etcétera.
Si nuestro voto es igual, si somos iguales para escoger a quien nos legisla y nos gobierna, hemos de ser iguales ante ellos. Este derecho a la igualdad, ante la ley, se puso como garantía para evitar que el poder político, el Gobierno o el legislador, pudiera conceder privilegios, favoreciendo a unos frente a otros. Pero también, y es el anverso, para evitar que pudiera perjudicar a unos pocos, pues si puede favorecer o perjudicar según sus intereses, es que puede discriminar.
La igualdad política no es, pues, solo tener derecho al voto, es también que las leyes que se imponen sean generales y para todos, y que todos sean iguales ante ellas.
Por eso no entiendo la ley de amnistía que se está tramitando, porque es un traje a medida de personas concretas, lo que supone una legislación “ad hominem” generando un privilegio.
Por eso no entiendo que lo haga un presidente del PSOE, un partido que, en sus 150 años de historia, ha tenido como eje central la igualdad con mayúsculas.
Y, desde luego, no entiendo que los intelectuales progres no vean en lo que se está haciendo un atentado contra el principio elemental de la igualdad política.
Quizás es que la política ha dejado de ser una ética de lo público para ser solo el manejo del poder.
Una pena.
