El Cristo de las Aguas se repuso al culto tras su restauración
La corporación del Lunes Santo celebrará misa de acción de gracias en su Capilla a las 20:30 horas una vez concluida la intervención de 'Musae, Arte y Restauración'
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Así ha quedado el Santísimo Cristo de las Aguas tras su última restauración / @hdadlasaguas
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Sevilla
La Hermandad de Las Aguas celebró el último viernes del año 2023, día 29 de diciembre, en su Capilla de la calle Dos de Mayo, a partir de las 20:30 horas, misa de acción de gracias por la reposición al culto tras su restauración del Santísimo Cristo de Las Aguas.
El crucificado de Illanes fue retirado del culto el pasado mes de julio con motivo de esta intervención que ha sido llevada a cabo por la empresa 'Musae, Arte y Restauración'. Ha transcurrido poco más del plazo previsto de cinco meses en los que la restauración del Cristo ha consistido en el arreglo de algunas grietas, limpieza general, fijar la policromía en varias zonas y reintegrar los estratos de color, principalmente encontrados donde estaban las grietas del crucificado.
Historia de la imagen
La imagen del Santísimo Cristo de las Aguas fue realizada por Antonio Illanes en el año 1941, como aparece en la firma del sudario. Este Crucificado vino a sustituir al anterior Titular de la Hermandad, obra también del mismo imaginero, y que desapareció en el incendio que sufrió la capilla que Hermandad poseía en la parroquia de San Jacinto la noche del 29 de octubre de 1942.
Tras el incendio, Antonio Illanes, que en ese momento ostentaba el cargo de Hermano Mayor de la Hermandad, se hizo cargo rápidamente de la sustitución de la imagen y tan sólo unos días después del suceso se firmó el contrato para la adquisición de este Crucificado con el que el artista había sido galardonado en la Cuaresma de 1942 en la exposición de Arte "Estampas de la Pasión" organizada por la Hermandad del Silencio de Madrid
Illanes realizó en este Crucificado una de sus obras más singulares, en la que combinó la tradición de la imaginería barroca sevillana con ciertas aportaciones propias más contemporáneas, entre las que habría que destacar, por desaparecida, la presencia de una cruz plana como patíbulo de Cristo y no la arbórea en la que aparece actualmente.
Es una talla de Cristo clavado en la cruz por cuatro clavos, siguiendo las revelaciones de Santa Brígida, aunque tiene la particularidad de que sus piernas no se cruzan, como es más habitual en este tipo de representaciones, si no que se muestran en disposición paralela.
Desde el punto de vista estilístico, la imagen muestra claras influencias de los Crucificados de Juan de Mesa, sobre todo en el sudario, anudado en el lado derecho, aunque el autor no intentó realizar una mímesis de las tallas del siglo XVII, incorporando algunos rasgos propios más contemporáneos como el modelado más suave, el volumen en el paño de pureza y el realismo en el rostro, lo que confiere a la obra una gran personalidad.
Sin duda, destaca la portentosa cabeza del Crucificado, realizada con la intención de portar corona de espinas, aunque nunca la llevó, y la fuerza expresiva de su rostro, con los ojos semicerrados y sin vida, y la boca abierta, que permite la contemplación del tratamiento de los dientes y la lengua.
Antes de esta última intervención, la talla ya fue restaurada por Francisco Pélaez del Espino en 1980 y por Enrique Gutiérrez Carrasquilla en 2008.