Jerez, con zeta de Zambomba
La firma de Antonio Rodríguez Liaño en Hoy por hoy Jerez

Jerez de la Frontera
Nada es igual a lo que era. Ni la Feria, ni la Semana Santa, ni nosotros. Todo cambia y no podemos parar el tiempo. Hay que avanzar con inteligencia y ponerle amor y talento a la renovación de nuestras costumbres. Jerez se escribe con zeta de zambomba y en Jerez, renacieron las Zambombas, para asombro del mundo. De la tradición oral, hemos pasado a los textos escritos. Un paso fundamental, porque con las letras tenemos el coro y ya sabemos que la clave está en la participación. Como sabemos que la Zambomba no es un espectáculo de público y escenario. Eso será un concierto navideño o un recital desde el balcón, muy respetable, pero no es una Zambomba. Ahora bien, yo creo que no debemos rechazar estas iniciativas que también suman para que Jerez siga siendo la Capilla Sixtina de la Nochebuena.
Lo importante es preservar la esencia de la Zambomba jerezana. Esa reunión en la que todos pueden cantar, bailar, llevar el compás y disfrutar de la sana convivencia. Y si hay candela, ni la lluvia, ni el frío pueden con nosotros. En estas fechas, llegan autobuses de toda España y los turistas extranjeros se maravillan contemplando un acontecimiento único y singular, porque ese Arte mayor en la calle, no lo hay en ningún sitio. Es para sentirse muy orgulloso de Jerez. Como en el reciente traslado de la Esperanza de la Yedra, donde se cantaron villancicos acompañando a la Virgen: ¿se puede tener más ángel?
Nada es igual que antaño, es verdad, pero la Zambomba jerezana mantiene los cimientos de la avenencia y la participación de todos los públicos. Vamos a cuidarla, porque vale más que el aceite de oliva. Pero que no nos desanime la añoranza de los entrañables patios de vecinos. Al contrario, lo que hoy tenemos se lo debemos a ellos y no hay mejor homenaje a nuestros mayores que seguir rascando la botella de anís y sacando brillo al almirez. Al final, lo artificial se extinguirá y lo auténtico siempre permanecerá. ¡Mucha Salud y Felices Fiestas, Familias!
Antonio Rodríguez Liaño.